El pasado 19 de agosto, Jorge Pavón, auditor, y Manuel Montalvo, tripulante de vuelo, legalizaron su unión de hecho como pareja en la Notaría Trigésima Séptima de Quito, luego de cuatro años y medio de relación.

Pavón muestra el documento y lo considera un logro tras averiguar si el trámite se podía o no efectuar, una vez que la nueva Constitución  fue aprobada en septiembre del año pasado.

Esa es una meta que esperan cumplir Freddy Lobato y Éverton Costa. Se conocieron en Porto Alegre, Río Grande do Soul, en Brasil, donde ellos estudiaban una maestría en Ciencias Políticas y Letras. A los seis meses decidieron vivir juntos en la residencia universitaria. “Allá donde estudiábamos, en el piso donde nosotros vivíamos había bastantes estudiantes homosexuales”, cuenta Freddy.

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El artículo 68 de la Constitución garantiza: “La unión estable y monogámica entre dos personas libres de vínculo matrimonial, que formen un hogar de hecho, por el lapso y bajo las condiciones y circunstancias que señale la ley, generará los mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas mediante matrimonio”.

Pero la normativa ¬en algunos casos¬ no se cumple o para hacerla cumplir hay que bregar. “Luego de año y medio de estar viviendo juntos, vimos ya la necesidad de comprar un departamento, entonces ahí fue cuando  nos dimos cuenta de lo difícil que era para personas que tienen una relación del mismo sexo poder adquirir un bien”, comenta Jorge, quien lamenta que su pareja tampoco tenga acceso a utilidades de la empresa donde trabaja, como debería ser.

Freddy, quien está por el momento alejado del periodismo,  instaló hace dos meses su microempresa Lobanna Bazar Mix, un local de venta de prendas de vestir para cualquier público, pero preferentemente para la comunidad GLBT (Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transgénero), que funciona en Quito, donde cuatro parejas ya se han registrado en notarías. En Guayaquil no se conocen casos.

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Prefiere no revelar lo que significa el nombre comercial, pero dice que se inspiró en su apellido: Lobato. Su pareja, Éverton Costa, tiene 28 años, es brasileño y profesor de portugués. Freddy asegura que el poder legalizar su unión le permitiría a su compañero mejorar su situación en el país, ya que hoy solo posee una visa de estudiante y está tramitando una de trabajo.

“Más allá del trabajo por la situación de visa, él (Everton) podría ¬si es que nosotros hubiéramos resuelto antes el asunto legal¬ haber tenido la visa diferente a la que le dan, entonces él tiene que estar cada año renovando su situación legal como extranjero”, comenta Freddy.

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Cuando Jorge y Manuel casi consiguen regularizar su situación fueron a  la Notaría Quinta, donde efectuaron una declaración juramentada de unión libre porque decidieron aplicar para la residencia en Canadá como profesionales. Presentaron  varios documentos de respaldo como pareja, pero al final “los funcionarios de la notaría se hicieron para atrás argumentando que no estaba reglamentado”.

Según Lobato, ahora la ley permite, por ejemplo, a un extranjero que mantiene una relación con un nacional, tener un empleo, sin necesidad de “estar mintiendo”. De su billetera saca una tarjeta de una conocida empresa farmacéutica y reflexiona que igual sucede en el tema de salud o deportivo. “El esquema hétero formativo en la sociedad es: tú quieres hacerte socio de un club. El socio principal es el padre de familia, y la familia. No puede ser a veces una madre que no tenga esposo, o en el caso de nosotros que sea la mujer con su compañera o un chico con su compañero”.

Y da una idea que puede ser considerada  una oportunidad comercial para cualquier tipo de compañía. Para él, “comercialmente las parejas homosexuales tienen una ventaja económica, pues los dos o las dos tienen ingresos, son ¬como consumidores¬ unos clientes atractivos”.

Lobato asevera que ahora se pueden considerar ciudadanos como cualquier otro, pero reconoce que “el problema aquí sí es cultural” del que cree que tampoco deben desentenderse los mismos homosexuales, porque no se arriesgan a visibilizarse ante el temor del qué dirán. Por ejemplo, cuenta que una vez fue arrestado por la Policía cuando estaba besándose con un compañero; actualmente elabora ¬para una revista¬ un tema sobre la discriminación.

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Pavón sintió la marginación social en su propia casa, pero también al momento de realizar algún trámite. “Son muchos temas en los que uno ve la discriminación. Por ejemplo, si yo tenía que hacer algún trámite como que me den matriculando el carro o retirar las placas, me pedían que sea  un familiar mío.

“Yo vivo con esa persona cuatro años y él es más cercano a mí, pero no podía hacer el trámite porque no teníamos ningún papel que nos respalde; y el no tener acceso a lo mismo que tienen todas las personas sí es un poco complicado, o por ejemplo, el momento en el que uno necesita una operación y un familiar directo tiene que autorizar, la persona que estaba a mi lado, la persona que me llevó al hospital era mi pareja”, cuenta.

Lobato y su pareja, en cambio, han recibido el apoyo de su familia. Él trabajó en la Presidencia de la República cuando Mónica Chuji fue secretaria de Comunicación del presente Gobierno, porque se conformó un equipo de diversidad cultural.

Acerca de la adopción, se pregunta, qué sucedería en un matrimonio si el hombre descubre su homosexualidad, pero antes estuvo casado con una mujer y tuvo un hijo. “Y por cualquier situación la señora se muere, o migra, la crianza ¿con quién va a quedar?”. No obstante, el mismo artículo 68 solo permite la adopción a parejas de distinto sexo. Quizá por eso es que Jorge y su pareja ven en Canadá su esperanza para criar a un niño. Allá es factible la adopción, recién aprobada también en Uruguay.

Apunte: GLBTS
Esperan ley
Los grupos de GLBT del país esperan que se realicen todos los cambios necesarios en el Código Civil, para que quede constancia de que la unión monogámica y estable entre personas del mismo sexo es permitida desde el 2008.