Intentando buscar el pasamanos para sostenerse mientras el bus de la Metrovía coge una curva en la av. Domingo Comín, Esteban Maldonado  casi cae al piso, a la altura del Cristóbal Colón. El usuario nunca encontró el pasamanos que debía estar a los costados del bus para sujetarse. Solo había los orificios de los pernos.

Mientras que Rosa Mite, una empleada doméstica que usa la Metrovía para trasladarse desde Mapasingue Este hasta su trabajo en el sur, salió con las manos sucias de óxido del bus que la dejó en La Pradera 1. “Hay tanta gente que es imposible no tocar esos fierros y ensuciarse”, dice.

El guardia de la parada Guasmo sur, en cambio, se sabe la rutina de memoria: cuando la puerta no abre, destapa la caja de metal de los controles, apaga un switch y la abre con la fuerza de sus brazos.

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Paredes manchadas con grafitos, tubos sin acoples, falta de extintores y otros implementos para emergencias, botones arrancados, se observan a diario en algunos buses del consorcio Metroquil, que cubre la troncal 1 (Río Daule-Guasmo).

El deterioro de los articulados, tras cumplir tres años de servicio (empezó a circular en julio del 2006), es evidente, según los usuarios. “Ya parecen busetas”, afirma Pedro Cruz, un comerciante que viaja en este transporte desde el Guasmo hasta el mercado Caraguay. 

Eso fue constatado por un equipo de este Diario que hizo un recorrido en varios articulados y las 33 paradas que conforman  la troncal 1.

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También se visitaron las 24 paradas de  la troncal 3 de Metrobastión, pero hay menos deterioro en los articulados de ese sector debido a su reciente adquisición. Esta troncal funciona desde hace  quince meses. 

El presidente de la Fundación Metrovía, Federico von Buchwald, indica que los encargados de mantener el buen estado de los vehículos son los transportistas de Metroquil y Metrobastión. “La Fundación solo es un ente regulador y fiscalizador de las contratistas que integran el servicio de transporte”, por eso, explica Von Buchwald, se realizan controles permanentes. 

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Según el funcionario, los transportistas son multados si se encuentra este tipo de falencias dentro de las unidades, aunque también afirma que “en muchas ocasiones son los usuarios quienes dañan los buses y roban los implementos de seguridad como extintores y martillos. Sin embargo, añade, esto no exime a los transportistas de reemplazar los artículos faltantes y de arreglar los daños.

Sanciones
Von Buchwald revela que en los tres años de funcionamiento la Fundación Metrovía ha recaudado $ 500 mil en multas a los consorcios encargados de los  vehículos (Metroquil y Metrobastión) y el que maneja la taquilla (Tacom Teleholding).

En el informe no incluye a los guardias de seguridad que son contratados directamente por el Municipio, tampoco qué contratista es el más sancionado. “No es importante, esto no es una cacería”, dice el funcionario, quien aclara que el dinero es utilizado en obras como la reciente compra de cámaras de seguridad y el mantenimiento de las puertas automáticas. “La Fundación no percibe ni un centavo”, asegura.

César Carranza, gerente del consorcio  Metroquil, reconoce que los daños en los vehículos son fuertes y que las multas que les imponen por ello van desde los $ 20 hasta los $ 300.

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Agrega que el consorcio gasta $ 750 al día  en la reparación y reposición de los implementos faltantes, es decir, el 3% de su recaudación diaria, que es de $ 25 mil, aunque dice que pese a los arreglos y reposiciones siempre habrá  daños, y señala a “ciertos usuarios” como los culpables. “No hay cultura entre los pasajeros y algunos creen que porque las cosas están a su alcance pueden llevárselas”.

“Los martillos rojos eran los souvenirs más codiciados”, según Von Buchwald, quien coincide con Carranza sobre la corresponsabilidad de los usuarios y dueños de buses en el mantenimiento de los carros.

El gerente de Metroquil afirma que buscó alternativas como poner protectores para evitar los robos, pero ninguno resultó. Sin embargo, los funcionarios no precisan si se hará alguna campaña de concienciación como sugiere Óscar Granja, coordinador de infraestructura de la Fundación, quien dice que hay que considerar que se trata de un transporte masivo que beneficia a más de 300 mil personas al día. “En todos los lugares donde existe sistema hay problemas similares”.

Detalles: Sistema de transporte masivo
Capacidad de buses
Metrobastión y Metroquil tienen 217 articulados con capacidad para 160 pasajeros cada uno,  y asientos  para 37.  

Circuitos
El sistema cuenta con dos circuitos con cuatro terminales de integración: Río Daule, Guasmo sur, Bastión Popular e IESS.

Tarifas
Los pasajes cuestan $ 0,25 para el público en general, $ 0,10 para estudiantes y tercera edad, y $ 0,05 para los discapacitados.

Estadísticas
Al día Metroquil traslada a unos 105.000 usuarios y Metrobastión, a 200.000.

El flujo de pasajeros baja el 30% los fines de semana y feriados, indica César Carranza, gerente del consorcio Metroquil.

Para quejas
Si desea denunciar alguna anormalidad con el servicio,   puede llamar al call center de la Fundación   Metrovía al  214-0453, extensión 111.