Los comités familiares son las células de apoyo que el movimiento PAIS estructuró para  respaldar la candidatura presidencial de Rafael Correa en el 2006. Tres años después,  el hoy mandatario encomienda a estas brigadas la tarea de vigilar la estabilidad del Gobierno como comités de defensa de la revolución ciudadana. 

Representantes del Gobierno reiteran que el Estado no participará en este proyecto, por ser exclusivo del partido. No obstante, en las centrales de PAIS se siguen tramitando becas a Cuba, bonos y otros beneficios como enganche para los miembros de las brigadas, una práctica parecida a la que se realiza en Cuba y Venezuela, donde también funcionan estas agrupaciones.

Detalles
En otros países

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En Cuba
Desde 1960 Fidel Castro creó los  Comités de Defensa de la Revolución (CDR), los que vigilan el accionar de los vecinos en sus sectores.

En Venezuela
Los Consejos Comunales (CC) se han ido desactivando en la medida en que  los recursos se han  gastado o no les han  sido otorgados por el gobierno.

No es su hija, pero habla de ella como si lo fuera. Julia Tenorio salta del sofá en cuanto ve a Marianela Pulia ingresar a su casa. “Está recién llegadita de Cuba”, cuenta ¬con más orgullo de madre que de vecina¬ la coordinadora de bases del movimiento PAIS en la parroquia Febres-Cordero, en el suburbio oeste de Guayaquil.

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La joven,  de 20 años, “trabajó duro” como coordinadora de manzana en las campañas  de PAIS hasta marzo del 2008. Desde   aquel  mes   ¬dice Tenorio¬ es la “representante” de la  parroquia en La Habana.

En palabras de  Julita  (como la llaman las bases  y  el presidente Rafael Correa, quien ha dormido en su casa y aparece  en dos  portarretratos de su sala), Marianela ha hecho “méritos”. “Me ayudaba mucho en las campañas  con los jóvenes del sector, al igual que su mamá”, confirma.

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¿Y la recompensa? Una beca de estudios  del gobierno cubano, pero    canalizada   por el ecuatoriano entre su propia militancia, según Tenorio,  quien admite (sin dar nombres)  que del régimen llamaron a las bases para que envíen a sus delegados.

Solo en la  universidad de Marianela, la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), estudian  unos 300 ecuatorianos en primer y segundo año,  muchos de ellos de los comités de PAIS, según relata  la joven. Incluso la Secretaría de Pueblos ha participado en la  coordinación  con la Embajada de Cuba.

Comités familiares, barriales o de zona, coordinaciones  parroquiales  o de manzana, brigadas... El nombre suele cambiar en cada provincia y, en ocasiones, en cada parroquia, pero se reconocen a sí mismos  como  la estructura política de la que podrán nacer   los llamados Comités de Defensa de la Revolución.

La integración de los grupos la anunció   Correa entre los aplausos de los presidentes Hugo Chávez (Venezuela)  y Raúl Castro (Cuba), la semana pasada, durante los actos de posesión.

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Justamente su  cercanía a ambos gobiernos, donde también funcionan los comités en medio de cuestionamientos de la oposición o la disidencia sobre su accionar, ha generado dudas sobre cómo trabajarían  en el  Ecuador. De hecho, dirigentes o políticos cercanos a movimiento PAIS mantienen o han seguido de cerca estos procesos en aquellos países.

Algunos ejemplos. Leonardo Vicuña,  director del Banco Central y    presidente de la Alianza Bolivariana Alfarista (ABA), conoce in situ el proceso venezolano y admite tener relaciones con agrupaciones  afines en ese país, como el Partido Socialista Unificado, de Chávez. 

“No son para ejercer violencia, sino para capacitar, para conocer las políticas del Gobierno, a Simón Bolívar, a Eloy Alfaro, el socialismo, la revolución ciudadana”, defiende Vicuña, quien reconoce  el “carácter internacionalista” de este proyecto político  “en consecuencia con el pensamiento bolivariano”.

También se han vinculado   a la llamada revolución ciudadana integrantes de los  llamados movimientos bolivarianos, autocalificados como amigos de Chávez:    René Vargas, actual embajador de Ecuador en Caracas,  y Marcelo Larrea, ex asesor de comunicación en  la Superintendencia de Telecomunicaciones y hermano de Gustavo Larrea (se autoexiliaron en Venezuela en la década del setenta).

Además, Jorge Brito, quien colaboró en la campaña presidencial de Correa y es señalado por supuestamente recibir dinero de las FARC  para respaldar  esa candidatura presidencial.

La asambleísta María Augusta Calle (PAIS) y su esposo Juan Meriguet, ex subsecretario de la Secretaría de los Pueblos, han estado vinculados a grupos como  el Comité de Solidaridad con Venezuela y Amigos de Cuba. Ambos impulsaron  Altercom, una agencia “alternativa” de noticias donde se destacan procesos políticos de  gobiernos como los de Venezuela y Cuba.

Otras agrupaciones,  como la Brigada Simón Bolívar (BSB), de José Ignacio Chauvin, mantienen contacto con organizaciones socialistas de Venezuela. Él cree que PAIS debería vivir primero un proceso de “desestatización”. “No estoy de acuerdo en que sean los gobernadores o asambleístas los jefes de partido en tal o cual sector territorial... Aquí nos vamos a meter de cabeza con esto, formarlos bien como ciudadanía”, expresa.

Aunque niegan que serán “grupos de choque”, como denuncia la oposición, en la práctica sí han actuado como tal y, en ocasiones, con violencia. Un ejemplo de ello fue la incursión, a golpes y palazos, al plenario del desaparecido Tribunal Supremo Electoral (TSE), el 23 de enero del 2007, cuando  Correa ordenó la convocatoria a una consulta popular para definir la instalación de  la Asamblea.

Más de ochenta militantes  de   PAIS y del MPD, encabezados por César Rodríguez,  hoy asambleísta, rompieron ventanas y puertas  en rechazo a la postura de dejar la decisión en manos del Congreso, como decía la Constitución entonces vigente.

Las bases  de PAIS han buscado “legitimar” en las calles   decisiones o posturas del régimen que, como esta,  han sido cuestionadas por no respetar el  marco legal o la institucionalidad.

Por ejemplo,   impidieron   que el fiscal Francisco Cucalón, designado por el Congreso del 2007, ingrese a sus oficinas a tomar posesión  e  hicieron lo mismo con los 57 legisladores  destituidos y luego restituidos.

“Después de haber pasado siete procesos electorales, PAIS quiere constituirse en una organización más sólida. Pasar de comités   electorales a comités más organizados  que debatan la política, que tengan una estructura   mucho más afianzada”, explica Doris Solís, titular de la llamada Secretaría de los  Pueblos.

Esta forma de organización nació en la campaña  del 2006, aunque las cifras actuales son contradictorias: algunos dirigentes hablan de 400 mil comités y otros, como Rodríguez,  aseguran que son  un millón.

Un comité, según lo conciben, equivale a   una familia ¬de uno a cinco miembros¬ que respalda al Gobierno  y que, como tal, responde a una estructura local (de zona, barrio o parroquia) y asiste a las convocatorias  oficiales.

Hay quienes no forman parte de PAIS, pero declaran estar en comités de apoyo al régimen. Es el caso de  Galo Velepucha, líder barrial de la zona de San Juan, en  Quito,  y presidente de la Asociación de Padres de Becarios en Cuba. “Cómo no vamos a respaldar al Gobierno”, dice tras destacar que está  agradecido  por  el apoyo que ¬asegura¬ Correa ha prometido a  los 2.300 becarios  ecuatorianos, de los cuales el 85%   sigue Medicina, para financiar las visitas  a Ecuador durante los años de estudio.

No solo se los llama para temas claves para el régimen, sino, por ejemplo, para  el concierto de Silvio Rodríguez o el partido de fútbol organizado por el ex gobernador del Guayas, Francisco Jiménez. En estos casos   se encargan  de  “llevar gente”.

Pero, asimismo, ven   beneficios directos. Por ejemplo, cada semana se organizan, en coordinación con la Gobernación,    brigadas médicas y de alimentos, donde acceden a medicina gratuita o productos  baratos. 

En las centrales de PAIS se les ayuda a acceder a los bonos estatales, programas de vivienda e incluso a conseguir empleos (fijos o temporales)  en el sector público o en   trabajos puntuales para el propio movimiento. 
 
“Hemos hecho capacitaciones con la Secretaría de los Pueblos, nos han visitado brigadas de salud, de fumigaciones y 37 viviendas para nuestra gente”, expresa una   dirigente que  prefiere no ser identificada. A cambio de “esa ayuda” ¬comenta¬  la gente   asistía a las campañas de PAIS.

Pero justamente estos “enganches” también han sido causantes de  malestares  y  resentimientos. “En la Secretaría de los Pueblos se ubicó a mucha gente, pero no a los que realmente trabajaron. Las bases me decían, ‘abogada, cogieron a 60 personas,  aunque   uno de nosotros debía estar ahí’. Eso fue minando”. 

Para  Balerio Estacio, dirigente de PAIS  desde el 2006 y ex asambleísta oficial,  lo que el movimiento ha tenido son comités electorales que solo han funcionado en comicios y, pasada la fiebre electoral, se han desactivado. “Cuando llegué en el 2006 vi cómo trabajaban con comités. Ricardo Patiño  trajo la experiencia que vio en   Centroamérica”. En efecto, el Ministro de la Política   vivió y trabajó  en Nicaragua   a inicios de   los ochenta, tras la revolución sandinista.

Dirigentes tienen diversos criterios sobre el componente de “defensa” de los comités. Para Kléver Loor, director de PAIS en Guayas, “es solo una cosa de forma”. Para otros,  como Carmen Zaldumbide, del sector La Delicia (Quito), es defender el proyecto “hasta con la vida si es necesario”. En algunos ha calado el discurso pronunciado por Correa frente a Chávez y Castro.