Por Enrique Rojas
rojas.tv@gmail.com.- Somos una sociedad que reacciona rápido a ciertos estímulos. Que responde  a determinados discursos y actúa. Una sociedad que pareciera estar más representada por la pasión que por la reflexión. Sucedió con el caso de los chanchitos de colores, donde la gente no enviaba a los niños al colegio porque el chancho rojo pintado en la esquina resultaba ser una amenaza de muerte. Pasó recién con la gripe porcina, donde los mocosos eran estigmatizados y discriminados. Pasó ahora con el caso de Teleamazonas, donde para defender la libertad de expresión, cientos de personas salieron a las calles, escribieron en los medios y  organizaron sendos foros de discusión.  En todos los casos la sensatez terminó por imponerse, y la paranoia se acabó.

Nunca leí un artículo, escuché a un expositor o vi en cámara a nadie con un discurso coherente que favoreciera  el cierre del canal o que justifique las censuras planteadas. Finalmente la Comisión de Regulación y Fiscalización del Congresillo actuó en nombre de la ley y el sentido común aterrizando al Consejo Nacional de Radio y Televisión, y se llegó a un consenso para trabajar en ciertas regulaciones y procesos. Mirando para atrás, y tomando distancia de esta euforia generada, creo que hay un tema de fondo que trasciende a esta particular defensa del derecho a la libertad de expresión, ¿qué hace que la gente, de pronto, se sume abruptamente a causas que no estaban en su agenda?

Hay diversos motivos, uno de esos fue el mismo que tomó lugar en los chanchitos y la gripe porcina: una reacción ante el miedo. Un miedo que no tiene nada que ver con la cobardía.  Un miedo que aparece como emoción ante la incertidumbre y una situación de desprotección o amenaza, ante la posibilidad de ser agredido de alguna manera, o de perder algo. Entonces, frente a un ferviente llamado a defender el canal como respuesta al riesgo de ceder las libertades, parte de la ciudadanía reaccionó.

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María Ana Portal, antropóloga de la UNAM, hace una distinción entre el miedo y el temor. Mientras que el miedo es un sentimiento que no tiene objeto, el temor sí lo tiene. De allí que el temor es una experiencia mucho menos desorganizadora que el miedo. Desde su perspectiva, gran parte del esfuerzo de los sujetos sociales es justamente dotar al miedo de un rostro que le permita nombrarlo, significarlo, prevenirlo y controlarlo. Cuando aparece una posibilidad de enfocar y confrontar ese miedo, actúa.

En este caso el objeto primario del conflicto fue el Conartel. Entonces, puede suceder que una vez solucionado el problema de Teleamazonas, las personas guarden los carteles de protesta y creyendo que obtuvieron una victoria, vuelvan a sus casas tranquilos a prender la televisión y refugiarse nuevamente en su espacio de goce y seguridad.

La diferencia con los animales, es que para nosotros el miedo pasa por un proceso de significación. El miedo se puede proyectar, se puede aislar y se puede reflexionar sobre ese miedo.

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Reducir el problema a Teleamazonas, es pecar de ingenuidad. El conflicto se asienta en una intención de condicionar la "verdad", y cuando se pierde la libertad para decidir sobre la "verdad", se pierden todas las libertades, suena cursi, pero así es.  Ahora resulta preocupante la postura del presidente Correa, quien dijo que al asumir la presidencia de la Unión de Naciones Suramericanas, su objetivo sería sanear de la prensa corrupta a los países de la Unasur,  a lo que Hugo Chávez se sumó planteando la creación de una comisión para hacer seguimiento a los medios.

Ya sabemos cuáles son los criterios de evaluación de Chávez para hacer una evaluación de los medios, y no son más elaborados que los del Conartel.

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Ya sabemos cuál es la política de comunicación que está ocupando el gobierno. Tristemente estamos frente a un discurso oficialista que basa su aprobación en la negación del otro, si ese será el camino, entonces ¿habrá que defender una pluralidad de negaciones?  Es absurdo. Si la pelea es por el derecho de la libertad de información para una convivencia en democracia, evitar el cierre de Teleamazonas, es solo el inicio.