El 16 de septiembre del 2007, en Guayaquil, el Clásico del Astillero se manchó de sangre y trajo consigo campañas antiviolencia en los estadios del Ecuador, anuncios de medidas preventivas, de sanciones a los responsables y hasta la expulsión de 150 integrantes de la barra Sur Oscura. Poco se cumplió.