Si el Gobierno impone su decisión de retirarle la frecuencia al canal, para convertirlo en un nuevo medio estatal, como ocurrió con TC y Gamavisión, y como ha ocurrido en Venezuela, luego el proyecto totalitario avanzará con mayor fuerza.
La sociedad debe impedir que este atropello se consume. No es momento de callar, ni de hacerse a un lado por temor a posibles represalias. Lo que está en juego no es un negocio privado, ni la fuente de empleo de centenares de personas, ni siquiera la libertad de expresión, sino la Patria, a la que quieren sumir en el silencio de los cementerios. El objetivo al cerrar Teleamazonas es sembrar tanto miedo que nadie critique más la forma en que aumenta el desempleo, los atropellos e insultos cotidianos y los casos de corrupción.
No permitas, Ecuador, lo que te quieren hacer.













