Líderes locales históricos fueron derrotados en el último proceso electoral. Ese es uno de los componentes del escenario político determinado por los resultados de la elección de dignidades el 26 de abril pasado.

El caso más emblemático es el del alcalde de Cotacachi (Imbabura), Auki Tituaña. Su gestión empezó en 1996 y no solo que fue reconocida a nivel nacional, sino en el ámbito internacional. Incluso en uno de ellos fue nombrado “el mejor alcalde del mundo”.

Sin embargo, en este proceso no superó del 28% de los votos y tendrá que dejar la posta a Alberto Andrango, auspiciado por el movimiento de Gobierno,  PAIS, y miembro de Fenocin, organización afín al régimen.

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Tituaña, un adversario local del Presidente de la República, denunció irregularidades en el proceso electoral, pero las quejas no prosperaron.
Otro dignatario, quien según los resultados numéricos no lograría permanecer en el Municipio de Babahoyo, es Johnny Terán, quien además es el presidente de la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME) y uno de los referentes locales del PSC.

Pese a que la diferencia con la integrante de PAIS, Kharla Chávez, es de  cerca de 300 votos y que anunció que agotará las instancias legales para insistir en su victoria, su continuidad en el cargo está en duda.

Terán denuncia un fraude. “Tenemos 120 urnas en el sector rural, donde hubo un manejo incorrecto y existen inconsistencias numéricas. La posición de los miembros de las Juntas fue muy sesgada”.

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Otro caso es el del actual alcalde de Cuenca, Marcelo Cabrera (movimiento Igualdad), que no logró conseguir su reelección porque fue derrotado por el representante del oficialismo, Paúl Granda.

Cabrera antes fue  prefecto de Azuay, y para llegar al Municipio, entonces, derrotó al actual presidente de la Comisión Legislativa, Fernando Cordero (PAIS).

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Kléver Pazmiño, quien presidió el Cabildo de Santo Domingo por 17 años (tres periodos distintos), fue derrotado por Verónica Zurita (PAIS).  Su salida se da en medio de varias denuncias de corrupción.

Vinicio Yagual y Dionicio Gonzabay, impulsores de la provincialización de Santa Elena, tampoco pudieron permanecer en el cargo, al igual que Víctor Molina, quien fue dos veces alcalde de Azogues.