Carmen Palma divide el pizarrón para distribuir en un solo paralelo las tareas a 35 niños, adolescentes y adultos de segundo y tercero de básica. “Es difícil porque se trabaja entre carencias. No nos han llegado aún los libros y la mayoría de alumnos no tiene ni siquiera para un lápiz o un cuaderno”, comenta esta maestra de la escuela nocturna Alonso Veloz Malta, en la cooperativa Polo Sur, en la isla Trinitaria.