Fue un triunfo cargado de tensión. Con los hinchas al filo de las gradas y comiéndose la uñas. Pero la afición azul ya se acostumbró a sufrir en el Capwell, por eso cuando el árbitro pitó el final del partido sonrió, se levantó y aplaudió a Emelec al ganar ayer por la mínima diferencia a Macará.