Conozco más de la mitad de las cosas que escondes, pero crees ser dueño de todas las situaciones. No sé si convertirme en la tonta de la que te enamoraste sin saber que más allá de mis eventuales atractivos  se movilizaba un cerebro. El amor es un sentimiento que manejas a veces como si fuera eslogan de campaña electoral. ¿Quieres que vote por ti? Puedo perdonarte todo, menos la maldad, la indiferencia. Lo que me ablanda es tu gentileza. No eres tan inteligente como lo crees tú,  ni tan estúpido como lo creo yo. Cuando recorres  kilómetros para llegar a una verdad, te espero con mi intuición en el lugar donde tardas en  llegar. Analizas mientras intuyo.

Una de mis frases favoritas es “yo te lo dije”: es cuando te enfureces.
La más insignificante flor que recoges  al detener tu auto en el camino vale más para mí que las canastas lujosas que pides a una florería cualquiera.
Cuando de repente clavas tus ojos en los míos, ¿te das cuenta  de que hay alguien detrás de la puerta? ¿Alguna vez me has   mirado hasta tener vértigo?

¿Quién te ha dicho que en mi rostro la boca es el epicentro de toda sensualidad? ¿Por qué intentas conquistar mi cuerpo  con la estrategia  militar que estudia el terreno para encontrar el mejor atajo?

Una vez que ya estás en la plaza con alma de vencedor,  ¿tienes todavía algo importante que decirme? ¿Te apasiona más el color de mis interiores que aquel tul transparente que envuelve mi alma? Cuando cumples con el rito jadeante de penetrar en el túnel de mi tiempo,   ¿cuánto te demoras para llegar  a mí si es que lo logras? El clítoris no es un timbre que abre las puertas del alma, tampoco alarma que desato para despertar  al vecindario.

Mientes con descaro,  mas, no te crece la nariz sino el ego. Es cuando necesitas, desafiante, mirarme a los ojos. Como mujer aprendí a cazar tus ardides de niño. Cuando me causa pánico perderte, ¿por qué no intentas reencontrarme? ¿Crees de verdad que la solución es gritarme  o reírte si rompo a llorar? Cuando te digo que no me pasa  nada, ¿por qué no haces algo?

¿Por qué te parece infantil que pueda tener lágrimas en los ojos con tan solo mirarte? Con  estos años que vivimos juntos, ¿aprendiste algo más de lo que pretendías saber de mí cuando me enamoraste? De pronto lo que siento en el estómago no son mariposas sino murciélagos. A veces, cuando no estás, me duele mucho más decirte en voz alta que te amo a sabiendas de que no lo puedes escuchar. Te amo a pesar de mí, a pesar de ti, a pesar de todos, quizás por eso seguimos juntos. Soy más aerodinámica que tú en todos los sentidos: por eso puedo volar en cualquier  cielo, desafiar turbulencia. Puedo morirme virtualmente de amor por ti, pero daría mi vida de  verdad por uno de mis hijos. De cierta manera me gusta considerarte como el más infantil de mis retoños.