Darío Ortiz Robledo realiza en Quito su segunda exposición, denominada  Mitología íntima, dentro de una muestra itinerante preparada para esa ciudad, Cuenca y Guayaquil, en el Ecuador; Cuba y México, dentro de América Latina. La obra de este artista colombiano se expone en una muestra antológica desde el pasado viernes en el Centro Cultural Metropolitano de la capital y permanecerá abierta hasta el 26 de abril. Luego será expuesta en Guayaquil, en mayo próximo, en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo.

¿Cómo se armó el proyecto de esta exposición itinerante?
La exposición itinerante se planteó hace dos años. Tuvimos la colaboración de varios curadores, entre ellos la historiadora Natalia Vega, que es de Nueva York. Ella asesoró para la muestra original. La muestra que se presenta en Quito tiene muchas reformas. Personalmente me encargué de hacer la selección de las obras. Fue más un ejercicio personal, como quien dice ‘¿qué quieres mostrar acá?’.

¿Y qué quiere mostrar en Quito y Guayaquil?
Son tres facetas interesantes del trabajo: las obras del año 2001 que hice sobre la violencia, con los temas de la guerra, de los muertos, de las víctimas en Colombia. Estos temas los sabemos todos.

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Al Ecuador también le ha tocado vivir en carne propia, en el último año. Hay otra parte de la muestra que se llama Entre la  mujer y la muerte, en donde se exhibe parte de mi trabajo más reciente, que tiene que ver sobre la lucha que tengo como hombre y como ser humano; esta lucha freudiana entre el sexo y el saber que soy mortal. Esto lo tengo muy claro porque hace poco tiempo viví la enfermedad terminal de mi padre y estuve muy cerca de él en todo ese proceso. La otra parte es la historia del taller, que es la obra que ha sido conocida y reconocida en muchas partes. Es la obra típica que la gente esperaría de Darío Ortiz y que muestra ese mundo que ha girado en torno al taller y sus personajes, donde hemos trabajado obras de mitología clásica y en temas religiosos confrontados con elementos del arte contemporáneo.

¿Qué significa el Ecuador dentro de la itinerancia de las obras de Darío Ortiz?
En el Ecuador había hecho algunas pequeñas muestras colectivas hace más de una década, con una galería que se llamaba NIS. Y es muy interesante poder mostrar las obras de uno en un sitio donde no son vistas, porque es todo un aprendizaje esa relación que uno tiene con el espectador. Yo vengo acá a aprender de los que van a ver las obras por primera vez.

Aquí tiene una gran colonia de colombianos...
Sí, aunque no sabemos quiénes van a venir a ver la muestra. Pero lo chévere es que la vea gente nueva con la que seguramente voy a refrescar mi trabajo. Con relación a Medio Oriente, el exponer en América Latina tiene la ventaja de que viene gente que me dice en mi propio lenguaje lo que siente con los cuadros. A mí me interesa el diálogo con el espectador.

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¿Y qué habrá  de aquí en adelante?
El 16 de abril se abre una exposición en Shanghái que se llama  Botero-Ortiz, narración contemporánea, que es una muestra bipersonal, con dos obras de Fernando Botero y dos mías. Y esa exposición irá a Corea. Esta muestra que estamos realizando en Quito irá a Guayaquil, y luego a Cuba y a México. Y para fin de año tengo una exposición individual en Japón.

Y con tantas exposiciones, ¿en qué momento pinta?
La ventaja de esta muestra es que son obras que ya se realizaron. Las obras nuevas las voy a exhibir este año, en Japón.

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¿En qué momento del día es más rico pintar?
Me encanta pintar en la mañana: estoy más fresco y muy lúcido. Sin embargo, estoy pintando mucho más en la noche, cuando viene la soledad al taller y no suena el teléfono. Ahí pinto hasta la madrugada.

¿Tiene un lugar especial para pintar?
Tengo un taller en Bogotá y otro en Nueva York, aunque básicamente pinto donde me encuentro, pero para los cuadros grandes se requiere un lugar especial porque es difícil pintar en otro lugar.

¿Se siente un pintor realizado?
La historia de una artista, cualquiera que sea, es una que no tiene límites, no tiene fin. Uno como pintor no aspira a trabajar veinte años y jubilarse. Yo creo que mi mejor obra la haré mañana. Esa es la dinámica: siempre hay una tela en blanco que está esperando para que uno, por fin, haga lo que quiere.

Perfil: Darío Ortiz
EDAD
41 años. Nació en Ibagué, el 12 de septiembre de 1968. Su primera participación en una muestra colectiva fue en 1984. Realiza exposiciones individuales desde 1987.

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SUS INICIOS
En el 2003 fundó el Museo de Arte del Tolima. En el  2001 creó un banco de imágenes sobre el arte colombiano, entre 1850 y 1950.