El nuevo Primer Mandatario de Estados Unidos ha tenido éxito al conseguir que se apruebe en el Congreso su plan para enfrentar la crisis financiera de su país. Solo en los últimos tres meses un millón y medio de trabajadores norteamericanos perdieron su empleo, por lo que este logro era vital para la administración del presidente Barack Obama. Él sabe, además, que el orbe estará atento, ya que la suerte de la economía mundial dependerá en gran medida de lo que ocurra en la Unión Americana.

Para los críticos de la derecha y la izquierda en todo el mundo quizás este no sea el mejor plan, pero incluso ellos deberán reconocer que es resultado de un amplio consenso, en el que todas las partes hicieron concesiones.

Para los impacientes, eso es demasiado. No desean esperar. No comprenden que si esa actitud de apertura se conserva, entonces en el futuro se podrán hacer, con el mismo método, todas las perfecciones que hagan falta.

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Así funcionan las democracias, después de todo: escuchando y puliendo.