Para algunos empresarios, los helados mares entre Australia y la Antártida podrían generar dinero si se manipula a la naturaleza para que absorba el dióxido de carbono, a fin de vender más tarde los créditos de los gases por millones de dólares.

Pero algunos científicos y muchas naciones consideran que el concepto de usar la naturaleza para limpiar el exceso de dióxido de carbono de la humanidad, con el objetivo de combatir el calentamiento global, está cargado de riesgos e incertidumbre.

Un analista de un destacado organismo australiano de investigaciones insta a la prudencia y dice que hacen falta más estudios antes de que se permitan emprendimientos comerciales que fertilicen los océanos a gran escala y a lo largo de muchos años para capturar dióxido de carbono.

Publicidad

"No creo que la comunidad científica se haya detenido a hacer siquiera una lista de las cosas que necesitamos verificar antes de sentirnos cómodos en cuanto a que esta sea una tarea de bajo riesgo", dijo uno de los autores del informe australiano, Tom Trull.

"Nunca diseñamos programas de medición para considerar los cambios y riesgos ecológicos", sostuvo Trull, líder de Control Oceánico del programa de Dióxido de Carbono del Centro Cooperativo de Investigaciones del Clima y los Ecosistemas Antárticos (ACE CRC, por su sigla en inglés).

Los científicos dicen que rociar la superficie del océano con cantidades pequeñas de hierro o arrojar nutrientes por miles de kilómetros cuadrados promueve el florecimiento del diminuto fitoplancton, que absorbe el dióxido de carbono en las plantas marinas.

Publicidad

Cuando el fitoplancton muere se amontona en las profundidades del océano, junto con el carbono atrapado dentro de sus células, donde supuestamente quedaría almacenado durante décadas o siglos en los sedimentos del suelo oceánico.

Las firmas que están considerando esta pileta de carbono natural esperan comercializarlo para producir créditos de carbono, a fin de ayudar a las industrias a compensar sus emisiones.

Publicidad

El problema es que nadie sabe exactamente cuánto carbono puede ser capturado y almacenado de este modo, durante cuánto tiempo, o los riesgos para los ecosistemas oceánicos.

Algunos científicos temen que tales esquemas puedan cambiar la composición de las especies en los océanos, incrementar la acidez o causar el agotamiento del oxígeno en algunas zonas, provocando incluso la liberación de otro poderoso gas de efecto invernadero, el óxido nitroso.

FLORECIMIENTO
La fertilización del océano podría generar cambios en la estructura de la biodiversidad y los ecosistemas marinos, y podría tener otros efectos no deseados", afirma el ACE CRC en cuanto al análisis de ciencia y política de fertilización oceánica, que pronto será divulgado públicamente.

"Aunque los experimentos controlados de fertilización con hierro arrojaron un incremento en el crecimiento del fitoplancton y una reducción temporal del c02 atmosférico, no queda claro si esto podría aumentar la transferencia de gas a las profundidades oceánicas a largo plazo", indicó el ACE CRC.

Publicidad

También dice que se espera que el potencial de los impactos negativos aumente con la escala y la duración de la fertilización. Hay dudas de que se puedan detectar los efectos perjudiciales a tiempo.

"Es muy importante reconocer que si suben los efectos nocivos con la escala y la duración de la fertilización, la detección de estos efectos acumulativos podría no ser posible hasta que el daño ya esté hecho", dice John Cullen, profesor de oceanografía de la Universidad de Dalhousie en Nova Scotia, Canadá.

"Es extremadamente importante considerar los riesgos ecológicos de este tipo de actividades", señaló Cullen.

Los océanos absorben grandes cantidades de dióxido de carbono liberado por la naturaleza o por el uso de combustibles fósiles y la deforestación y el Océano del Sur tiene el papel más importante de todos.

No obstante, gran parte del Océano del Sur está falto de hierro y los experimentos han demostrado que incluso pequeñas cantidades del nutriente provocan un florecimiento del fitoplancton que podría durar al menos dos meses.

Compañías como Climos de California y Ocean Nourishment Corp de Australia están planeando experimentos a pequeña escala para probar sus proyectos de captura y embargo de carbono oceánico.

Ocean Nourishment usa amoníaco y urea, transportado por medio de una cañería marina a una región deficiente en nitrógeno, para fomentar el crecimiento del fitoplancton y las reservas de peces. Climos usa hierro y planea experimentos en el Océano del Sur para el 2010.

"La fertilización con hierro no es ninguna bala de plata para el cambio climático, lo que recalca la gravedad del problema que tenemos, y la urgencia de la reducción inmediata de emisiones a nivel mundial", declaró a Reuters el fundador y director ejecutivo de Climos, Dan Whaley.

Sin embargo, afirmó que era prematuro juzgar a la fertilización con hierro como peligrosa.

"El fitoplancton es la forma que tiene la naturaleza de capturar el dióxido de carbono en las profundidades oceánicas, donde se encuentra casi el 90 por ciento del carbono de la tierra", aseveró.

"Además, casi todo lo que liberemos en el aire en algún momento irá a lo profundo del océano. La única pregunta es cuánto tiempo toma", explicó.

Pero muchas naciones conservan la cautela. Los Estados firmantes de dos tratados sobre vertido de deshechos en el mar aprobaron una resolución no vinculante en octubre que exigía que las operaciones de fertilización oceánica sólo estuviesen permitidas para investigaciones.

Las partes de la Convención y el Protocolo de Londres, que pertenece a la Organización Marítima Internacional, firmaron una resolución instando a los Estados miembros a tener "mayor cautela" para evaluar las propuestas de investigación y garantizar la protección de la vida marina.