La extracción de esta especie silvestre podría generar la erosión de la tierra en los páramos.

Crecen en medio del frío y la neblina y son el hogar de  cientos  de invertebrados. Los musgos,  plantas del grupo de las  briofitas, actúan además como esponjas que absorben hasta el 50% del agua de lluvia para mantener los ciclos hídricos de los ecosistemas donde viven.

Están consideradas  como plantas silvestres, y como tales su colección, compra y venta está prohibida por la Ley de Conservación y de la Flora y Fauna Silvestre del Ecuador.

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Pese a esto, y a su importante tarea en la  naturaleza, año a año grandes cantidades de musgo son extraídas de los páramos andinos y bosques nublados para comercializarlo como elemento de los pesebres que se arman en Navidad.

Hasta ahora el ministerio de Ambiente no ha elaborado ningún proyecto para evitar su comercialización, Así lo admite una funcionaria del departamento de Conservación de Vida Silvestre de esa secretaría.

“Hemos hecho campañas para que la gente ya no compre los ramos de hoja de palma (en Semana Santa), pero de los musgos no se ha hecho nada; no porque no sea un problema grave, sino porque no hay asignación de presupuesto”, comenta. Ella informa  que en el país no se ha hecho ningún estudio sobre la cantidad y el riesgo que trae la extracción de los musgos, así como el de las bromelias,  plantas que por su atractivo follaje también  son apetecidas en esta época para los nacimientos.

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No obstante,  algunos activistas ecológicos advierten lo que podría suceder en las zonas de extracción.  “Estas plantas son  muy importantes porque mantienen las reservas de agua, si se las destruye se afecta los niveles de humedad en la tierra y esta queda expuesta y puede secarse, erosionarse”, advierte  Silvia Salgado, técnica de la fundación ecuatoriana Ecociencia,  que trabaja en el programa internacional de Páramo Andino. Agrega que también están en riesgo las especies frágiles que viven en los musgos.

Sin embargo, Salgado manifiesta que eliminar la extracción de estas plantas es un proceso complejo. “Es complicado porque es una tradición que desde chiquitos tenemos, pero que hay que cambiar”, afirma.

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Así, por ejemplo,   además de base para los nacimientos, el musgo también es usado para confeccionar disfraces de osos y del sacha runa (palabra quichua que significa hombre salvaje del monte), personaje  típico que desfila en El Pase de El Niño y para carnaval  en Riobamba (Chimborazo). Esta es una de las ciudades del país donde mayor colección de esta especie se produce.

Las hermanas Leonor y Fabiola Villa, quienes desde hace 40 años venden musgo en el mercado La Condamine de Riobamba, afirman que la recolección de la especie se inicia en  noviembre  en los páramos de Químiag, Cubijíes y Guano. Desde ahí se distribuye al país a un costo de $ 10 el saco.

Los comerciantes finales ofertan el producto a $ 12 o $ 15, vendiendo cada uno entre tres y quince sacos anuales. “No  se gana mucho, pero ese dinerito al nos sirve para comprar aunque sea un juguete para mis hijos”, indica una de las diez vendedoras que se cuentan en tres cuadras  de la calle Eloy Alfaro, sector de la Bahía de Guayaquil.

Opciones

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No compre el musgo que le ofrecen como artificial (es de un verde más oscuro), pues en realidad es una planta natural que es disecada y luego pintada con anilina.

Puede reemplazar el musgo con papeles de reciclaje o de despacho pintadas de verde que cuestan $ 0,25 el pliego. También puede usar el llamado papel césped, que tiene pegado viruta de madera pintada de verde. Un pliego cuesta $ 1.

Otros materiales que puede usar son arena, piedritas, aserrín, cartón, retazos de telas y  sacos de papel.

Correcciones y aclaraciones
El 9 de noviembre anterior se publicó en esta página el reportaje titulado ‘Tres nuevas reservas marinas protegerán ecosistemas costeros’, en el que se decía que la nueva zona de Producción Faunística Marino Costera Puntilla de Santa Elena excluye al sector el cerro de Salinas, La Chocolatera, La Lobería, Bajo Radio, Parque Náutico y Playa Mar Bravo, ubicadas en las bases militares Aérea, Naval y del Ejército.  Debió decir: El Cerro de Salinas, la Chocolatera, La Lobería (Punta Brava), Bajo Radio, Parque Náutico, y Playa de Mar Bravo, ubicadas en las bases militares Aérea, Naval y del Ejército, y de las áreas marinas y oceánicas, de uso de las Fuerzas Armadas forman parte de la Reserva de Producción Faunística Marino Costera Puntilla de Santa Elena.