Sostiene que el periodista de opinión no puede desligar su preferencia de su análisis. Admite, sin embargo, que “fue un error” haber incursionado en la función pública. Esta semana recibió un homenaje por su trayectoria.

Carlos Vera Rodríguez recibió el lunes un homenaje por sus tres décadas en el periodismo. Aunque empezó el 15 de enero de  1975,  su cronología “resta” los casi cuatro años en los que cambió el oficio por la función pública, como ministro de Estado y diplomático. El director y conductor de ‘Contacto directo’ y ‘Cero tolerancia’, de Ecuavisa, descarta  ahora una nueva incursión en la política. Al menos en aquella que viene en forma de candidatura.

El presidente Rafael Correa dijo que usted debería presentarse como candidato en las próximas elecciones. ¿Es algo que ha pasado por su mente?
Me ha pasado varias veces, pero felizmente lo he descartado. Pienso que hay cinco formidables precandidatos presidenciales: Jefferson Pérez, Guillermo Lasso, Alberto Acosta, Pablo Lucio Paredes y Auki Tituaña.

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Usted hace opinión, presenta denuncias y, en medio de las entrevistas y la información, toma posturas. ¿Cómo define el tipo de periodismo que ejerce?
Todos tomamos posturas todos los días, la diferencia es que no lo disimulo y lo etiqueto como comentario o análisis. Desde el lugar en el que  pones la noticia, la inflexión de voz, la expresión, la locución, el orden de los hechos, se toma una posición. Por eso creo que ni siquiera la información es imparcial. Lo que debe es reconocer dos o más perspectivas de un mismo hecho. El mío es un periodismo político, pero no soy un político periodista.

Pero haciendo un mea culpa, ¿cree que su tipo de periodismo en ocasiones ha caído en la militancia o activismo político?
Soy activista de causas, claro que sí, pero no de partidos. ¿Por qué cuando otros impulsan  campañas  las llaman cívicas y cuando las hago yo las llaman políticas?

Pero en el momento en que se toma una postura pública se influye e incluso se construyen personajes.  ¿Cree que eso ocurrió con Correa cuando destacó su gestión como Ministro de Economía y lo puso como un representante del cambio?
Reconocí que mi opinión fue influyente en el último proceso electoral, no determinante. Pequé de ingenuo, no solo con él, en proyectar a  personajes, creyendo que serían en el poder como eran en el no poder.

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Pero usted hizo abierta campaña por él. ¿Le parece que es el papel de un periodista?
Más que partidario de él fui contrario del otro (Álvaro Noboa). Al inicio fui partidario de León Roldós y, sí, el periodismo de opinión tiene que definirse. Soy un periodista de opinión y ‘Contacto directo’ es un espacio de opinión.

¿Cómo evitar ir de la opinión a la oposición por oposición?
Que me digan opositor, actor político, como me dice Correa, o militante... Porque me malinterpreten no me voy a parar. Todo informador es un actor en la política, pero no un actor político. Nunca he sido candidato a nada.

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Pero probó la política de forma más directa al ser ministro de Información y Turismo de Sixto Durán-Ballén y representante en el BID en el gobierno de Abdalá Bucaram. ¿Se arrepiente?
No, pero considero que fue un error. Lo mejor es que el periodista no se contamine con este tipo de cosas.

Por ejemplo, cuando entrevistó a Isidro Romero por un plan de vivienda en el 2004,    lo propuso como presidente de Barcelona, aunque el tema no era ese. Ahí habló  el hincha, no el periodista. ¿Cómo no saltar a la otra orilla, sobre todo en política?
Es más franco que lo diga de frente. No puedes desligar tu preferencia de tu análisis. ¿Qué quieren que sea el periodista, un elemento amorfo, neutro?

¿Y cómo se conserva la credibilidad, más cuando se ha trabajado para políticos? Por ejemplo, usted también fue asesor del alcalde Jaime Nebot.
Mientras estás haciendo política no estás haciendo periodismo y lo haces de frente, no por debajo. En la función pública no atropellé ni mentí. Por eso la gente te tolera y te perdona que vuelvas. 

En una de las consultas de su programa, antes de las elecciones de asambleístas, preguntó si debía presentarse como candidato. ¿No es pasar de periodista político a solo político?
Lo hice para ver cómo me percibía la gente y porque creía que en esa instancia  sí podía aportar. Me pareció un acto de franqueza.

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¿Cuándo cumplió exactamente 30 años en el periodismo?
Ya cumplí. Son (casi) 34, pero no continuos. No tengo por qué sumar los años desde que empecé a trabajar. Empecé el 15 de enero del 75, pero resto cuatro años porque dos estuve en Washington (en el BID) y dos en el gobierno de Durán-Ballén.

¿Entonces cómo surge el homenaje justo en esta coyuntura política a causa del referéndum?
Una buena coincidencia. Surge  a raíz de que no dejaron de insultarme e interrumpirme con cadenas. Me llamó un amigo de Bahía, Juan Parra Cifuentes, y me dijo: ‘Estoy harto de que  crean que estás solo. Es el momento de hacer el homenaje’. Le dije que yo no lo iba a promover y que llame a una amiga periodista, Tania Tinoco, para ver qué le dice.

Correa lo ha vinculado a la defensa de la oposición...
La bronca con Correa comienza cuando él anuncia que va a hacer un  pacto con Lucio Gutiérrez por el 11 o 10 de enero del 2007. La llamo a Ana Albán (su amiga) y lo que hago es dejarle un mensaje en su celular para que se lo haga oír. Le dije: “Disculpe que me meta, pero me parece una inconsecuencia, una traición que vayan a hacer un pacto”. Aun así lo hicieron. Luego hice un programa donde lo cuestionamos y, al darse cuenta de todo esto,  después le dijo rata  a Gutiérrez.

Si tuviera la oportunidad de entrevistar nuevamente a  Correa, ¿qué le preguntaría?
Que por qué nunca nadie le enseñó a superar sus complejos y por qué sigue pagando la parte ilegítima de la deuda externa.

Pero al intercambiar calificativos con el Presidente, como Pitufina o hipócrita, ¿no es caer en el juego como periodista?
No son epítetos. ¿Por qué solo él tiene derecho a la mofa y nosotros no? 

También se le cuestiona que muchas veces le da protagonismo a su imagen en medio de las noticias, por ejemplo, explica que no se pinta la barba, que su cabello luce rojizo, sobre el hijo que espera o su cumpleaños...
Esa es mi personalidad, soy una persona espontánea. Los televidentes también me piden aclarar cosas al aire. Es un programa de mucha tensión y necesito descongestionarme.

¿Hasta dónde llegaría con sus cuestionamientos en caso de ganar el Sí en el referéndum?
Creo que habrá más retaliaciones, pero le apuesto a la verdad. Para quienes son verdaderamente críticos con la nueva Constitución todo está en riesgo... O ustedes se alinean o aplicamos la Constitución. El Presidente le dijo a AER: “No se preocupen que el 408 (sobre el espectro radioeléctrico) no se va a aplicar”. Terrible. Él se compromete a no cumplir la Constitución. O a cumplirla con quienes lo molesten.

En 30 años, ¿qué cambios considera que se han registrado en la forma de hacer política?
Ha retrocedido. Los actores políticos están ausentes y quieren que los periodistas, deportistas o banqueros hagan lo que a ellos  les toca.  Ahora se encubre en revolución lo que apenas es involución. Terrible.

¿Y en el periodismo?
Ahora no se argumenta, se descalifica mucho más que antes. No se enfrenta, se parapeta.

¿Cómo define el momento político actual?
Crucial y nefasto, porque hay un vacío de poder total y una monopolización del poder absoluta.

Perfil
CARLOS VERA RODRÍGUEZ
FECHA DE NACIMIENTO
Marzo 8 de 1955.
PROFESIÓN
Egresado del Instituto Mundial de Periodismo (World Press Institute, WPI), en Minnesota, Estados Unidos  (1977-1978).
CARGOS PÚBLICOS
Asesor y ministro de Información y Turismo de Sixto Durán-Ballén y representante de Ecuador ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el régimen de Abdalá Bucaram.