“Pueden acercarse al departamento de personal si lo desean y presentar su renuncia”, terminó diciendo Enrique Arosemena, actual administrador de los canales en manos de la AGD, a los empleados de TC. Su mensaje quedó claro. Aquí no se critica al Gobierno.

A Enrique Arosemena no le gustó que Mariaca comentara en su programa de cocina ‘Mariaca en su salsa’ sobre el alza en los precios de la canasta familiar. No quiere que se hable de temas que puedan afectar la imagen de Rafael Correa entre las amas de casa.

Tampoco le gusta que los entrevistadores opinen sobre temas que no estudiaron en la universidad. En la televisión socialista del siglo XXI, un entrevistador debe limitarse a hacer preguntas, nunca a opinar. Salvo que en la pared del set de televisión cuelgue un título universitario que lo certifique como experto en el tema.

Resulta que Bruno Faidutti, conductor de un programa económico en CN3, opinó sobre temas legales en una entrevista a Jaime Damerval. La nueva dirección del canal no podía aceptar este atrevimiento del conductor. Enrique Arosemena lo explica así a los empleados de TC: “…Vi que Bruno como conductor económico estaba dando opiniones legales sobre el tema. Entonces lo llamé inmediatamente y le dije ‘Bruno, por favor, tú puedes opinar en economía lo que tú pienses… pero lo que no puedo permitir es que tú opines de temas legales, porque tu opinión legal es tan válida… como la mía, y en ese sentido pues, la de todos’…”.

Imaginemos por un momento a un ejecutivo de Ecuavisa pidiendo a Carlos Vera que no opine de temas legales porque no es abogado. Ridículo, ¿no? O que los articulistas podamos opinar solo sobre nuestra área específica de estudios. Justamente, por ser nuestra opinión, y la de Carlos Vera, Bruno Faidutti y Mariaca tan válida como la de cualquier persona, tenemos el derecho a expresarla.

Este episodio en TC sirve de botón para revelar un problema de fondo. Aunque nos juren lo contrario, el Gobierno va moldeando la línea editorial del canal en beneficio propio. Por suerte, hoy en día las pequeñas cámaras digitales son armas poderosas para descubrir la verdad. Todos podemos ver a Enrique Arosemena hablando a los empleados de TC en You Tube (también en mi blog www.gomezlecaro.blogspot.com) y sacar nuestras propias conclusiones sobre la libertad de expresión que este Gobierno dice respetar.

La libertad de expresión, sobre todo en un medio público, no admite “observaciones” de los directivos sobre lo que un periodista puede o no decir. Ahí se rompe la verdadera libertad. El mensaje queda clarísimo: o lo hacen a la manera del Gobierno, o ya saben dónde está la puerta.

Si el Gobierno quiere demostrar un manejo independiente de los medios incautados, ¿qué tal permitir a los empleados de cada canal nombrar su administrador temporal? Hasta eso, que Mariaca nos hable de su salsa, de precios y lo que pase por su cabeza. En libertad. Que los periodistas pregunten y opinen. En libertad. Su opinión es tan válida como cualquiera. Por eso tienen el derecho a darla y nosotros a escucharla. Los que no entienden esto, que se acerquen al departamento de personal.