Casi seis décadas después de su disolución, la Cuarta Flota de la marina estadounidense vuelve a surcar las aguas de Latinoamérica, como lo hizo durante la Segunda Guerra Mundial.

La flota, que volverá a funcionar a partir del uno de julio, tendrá su base en la Estación Naval de Mayport, en el estado de la Florida, y se encargará de dirigir y supervisar las fuerzas navales estadounidenses que operan en América Latina y el Caribe.

El anuncio de la reactivación generó fuertes críticas desde Venezuela, Cuba y Bolivia, que temen un mayor despliegue militar de Estados Unidos en la región. Varios analistas consultados, sin embargo, la consideraron como una medida más bien política, que no alterará demasiado el mapa militar de la región.

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La Armada estadounidense asegura que no aumentará la cantidad de militares desplegados en América Latina y el Caribe, y, si bien admite que existen preocupaciones de que Chávez pueda desestabilizar la región con la compra de armamentos, rechaza de plano cualquier relación entre el restablecimiento de la flota y esos temores.

La flota, que estará comandada por el contraalmirante James Kernan, fue creada en 1943 para enfrentar a los submarinos alemanes que atacaban a los puestos estadounidenses en América del Sur. Al terminar la Segunda Guerra Mundial perdió su razón de ser y fue disuelta en 1950. Posteriormente, la Segunda Flota asumió la responsabilidad sobre Latinoamérica.

La reactivación fue anunciada en mayo, pocas semanas después que Venezuela, Ecuador y Colombia protagonizaron un incidente diplomático que mantuvo alerta a toda la región, tras un bombardeo de las fuerzas colombianas contra un campamento de la guerrilla colombiana FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en territorio ecuatoriano.

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Varios países de la región -entre ellos Venezuela, Brasil, Colombia y Ecuador-, por otra parte, han incrementado sus gastos militares.

Venezuela, por ejemplo, aumentó de manera considerable las compras de armas: de los 71 millones de dólares desembolsados con ese fin entre el 2002 y 2004, pasó a 4.000 millones de dólares en el período 2005-2007, según el Consejo de Relaciones Exteriores, que tiene su base en Estados Unidos. Entre las armas adquiridas hay 53 helicópteros militares, 100.000 fusiles Kalashnikov y 24 cazas SU-30 Sukhoi, de acuerdo con funcionarios del gobierno venezolano.

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Chávez, quien ha dicho que el restablecimiento de la flota es una  amenaza no sólo contra Venezuela sino contra todos nosotros (los latinoamericanos), considera también la compra de submarinos rusos, y su país obtuvo licencia para construir la primera fábrica de fusiles Kalashnikov de América del Sur y una planta de municiones.

En una entrevista por correo electrónico, el capitán de corbeta Pat Paterson -que trabaja como enlace entre las marinas de Estados Unidos, la región andina y el Cono Sur- explicó que el restablecimiento de la Cuarta Flota equiparará los recursos y el personal naval de la región con los de otras flotas ya existentes, como por ejemplo la Quinta, emplazada en el Golfo Pérsico, y la Sexta, que está en el Mar Mediterráneo.

Es simplemente el momento indicado para que todos nuestros comandantes de flota tengan la misma categoría, manifestó Paterson para explicar por qué el Pentágono decidió restablecer la Cuarta Flota.

Aunque rechazó la idea de que el restablecimiento sea una medida para contrarrestar a Chávez, admitió que  existe preocupación de que un líder como el presidente venezolano Hugo Chávez pueda revertir el gran progreso que su país ha efectuado hacia los principios democráticos y las instituciones... que pueda amenazar a sus vecinos pacíficos o desestabilizar la región.

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Misión

Paterson explicó que Estados Unidos busca cooperar con países latinoamericanos en el mantenimiento de la paz regional. Además de realizar ejercicios militares y misiones humanitarias, la flota efectuará misiones de seguridad marítima  enfocadas en amenazas e intereses comunes de la región, como operativos contra el narcotráfico, el terrorismo y el contrabando humano, dijo.

La flota no tendrá control operativo de barcos en su base de Mayport ya que las embarcaciones seguirán bajo control de la Segunda Flota, que se encuentra en Norfolk, en el estado de Virginia, de acuerdo con la marina estadounidense. Los barcos viajarán a Latinoamérica desde las bases de Norfolk o San Diego y estarán bajo la responsabilidad del comando de la Cuarta Flota mientras dure su misión.

La armada tiene entre 10 y 15 barcos en Latinoamérica por día, con entre 5.000 y 7.000 militares, y asegura que no espera sumar más embarcaciones ni personal.

Sólo se crearán 30 nuevos puestos de trabajo en Mayport que se sumarán a un grupo de 120 personas que ya trabajan allí, de acuerdo con información del Comando Sur, que desde Miami dirige todas las fuerzas militares de Estados Unidos en Latinoamérica.

Expertos

Susan Kaufman Purcell, directora del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami, consideró que no se trata de una medida ofensiva, sino más bien de una respuesta de Estados Unidos al aumento de la interferencia de Chávez en América Latina y al narcotráfico.

La razón principal son las acciones de Chávez para aumentar su capacidad naval, dijo Purcell en una entrevista telefónica.  Esto no le gusta a Estados Unidos. Para la experta, el restablecimiento de la flota busca  nivelar el balance del poder naval en la región.

Por otra parte, Martín, el profesor de FIU, explicó que el gobierno del presidente George W. Bush se ha concentrado en los últimos años en la guerra de Iraq, el conflicto en Medio Oriente y el terrorismo en Afganistán, y ahora se ha dado cuenta de que  se le está yendo el liderazgo (en América Latina), que están surgiendo líderes populistas, y quiere entonces  rescatar esa presencia perdida en la región.

Martín coincidió con Purcell al considerar también que sería una forma de reaccionar ante la decisión de Venezuela de comprar submarinos rusos y su fuerte aumento de gastos militares.

Desde el punto de vista político es una forma de reaccionar ante las acciones de Venezuela y enviarle un mensaje a Chávez, dijo el experto en asuntos militares, pero aclaró que Venezuela no constituye una amenaza militar para Estados Unidos al comparar los armamentos que ambos países tienen.