Jóvenes artistas, con talento y muchas ganas, han hecho resaltar en Guayaquil géneros tan diversos como el jazz, el rock y la música clásica.Se necesitan agallas para incursionar en el ámbito musical de Guayaquil, sobre todo cuando las propuestas son diferentes. Sin duda, estos jóvenes no se han conformado con tocar música que ya tiene el terreno asegurado, sino que, al contrario,   han seguido sus instintos y tocan  ritmos que les gusta a ellos, así no sea lo típico que se escuche en la radio. Estos artistas están  poco a poco haciendo su marca en sus respectivas escenas musicales, ganando respeto y tocando en varios escenarios nacionales, representando el jazz, el rock y la música clásica.Ellos son la respuesta a la gente que ya se está cansando del reggaetón, de la música farandulera, de lo que se siempre escucha.Raúl Molina, talento puroEscuchar a Raúl Molina tocar la batería da gusto. Su madurez musical y proeza técnica esconden más que  bien lo que muchos oídos experimentados  nunca se imaginarían: su edad. Raúl tiene apenas 19 años y ya se está haciendo un lugar como uno de los bateristas de jazz más destacados del país.Su amor a la música comenzó cuando tenía 9 años, tocando percusiones latinas con su tío. Recién a los 14 se comenzó a interesar por la batería y a los 16 sus papás le dieron gusto regalándole  su primer set. El jazz le interesó desde muy pequeño, cuando escuchaba a artistas legendarios del jazz latino como el trompetista cubano Arturo Sandoval y el pianista dominicano Michel Camilo, siempre en compañía de su papá. Sus padres, desde que se fijaron que Raúl tenía talento y ganas de tocar, lo han apoyado incondicionalmente, algo por lo que Raúl se siente muy agradecido.Él cuenta que su dedicación al instrumento se hizo seria cuando estudió ocho meses que fueron claves en su formación musical en la Academia Preludio bajo la instrucción de Medardo Silva. Su tiempo libre lo comenzó a usar exclusivamente para practicar en la batería, ya sea solo o con alguna banda. Él toca de lunes a jueves en cuatro bandas diferentes y reconoce que aprende mucho más haciéndolo en conjunto.Raúl se confiesa: “Soy muy disciplinado, si tengo que practicar de noche, lo hago así sea en la batería muda”, y compara practicar en su instrumento con la manera en que los atletas profesionales tienen que mantener su físico yendo al gimnasio.Después de su tiempo en Preludio ha seguido activo en la escena jazzera guayaquileña, aunque también ha incursionado en rock y en pop. Lo que más destaca de su resumen musical es su experiencia tocando con reconocidos músicos internacionales y nacionales, entre estos el  famoso trompetista neoyorquino Ray Vega,  con quien tocó en Guayaquil. También tiene su propio proyecto musical, el Mora Alvarado Molina Trío, con el cual hace jazz y swing uptempo.   Tristemente, dice, la escena de jazz en Guayaquil es bastante pequeña, concentrada especialmente en bares del barrio Las Peñas.  Pero él siente que contribuyendo  así sea con un granito de arena  a que  este género gane más fans por medio de su instrumento es suficiente para hacerlo sentir que ha hecho su parte.Soy muy disciplinado, si tengo que practicar de noche, lo hago así sea en la batería muda”. Raúl Molina