Las piezas actualmente se hallan bajo la custodia del Consulado de Perú en Guayaquil, que  realiza las gestiones para entregarlas al Instituto de  Patrimonio Cultural de su país, a través de la Cancillería, dijo Jorge Raffo, cónsul de Perú en esta ciudad. Raffo manifestó que las obras  no pertenecen a museos ni a colecciones privadas. “Son más bien fruto de excavaciones ilícitas en sitios arqueológicos predeterminados de Perú”, señaló. Estas piezas luego fueron  sacadas del territorio por traficantes y pretendían ser vendidas en el exterior. Al momento de la incautación por parte de la Policía,  estaban en cajas, listas para ser enviadas.