La Asamblea aceptó renuncia de Alberto Acosta, quien advirtió que “el ejercicio del poder por el poder embrutece”. Mientras, el presidente Correa dijo:  “Nadie es imprescindible”.

Una vez que el pleno de la Asamblea aceptó la renuncia de Alberto Acosta (PAIS) y se encargó la presidencia a su coideario Fernando Cordero, se aprobaron 33 artículos constitucionales más y 3 transitorias en menos de tres horas y sin presencia de la oposición.

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El articulado se refiere a derechos civiles, políticos y al debido proceso; y a la participación social y política.

Cordero se reúne hoy con los jefes de bloque de la minoría, con quienes definirá cómo se organizarán en los plenarios para limitar el número de intervenciones, algo que ya pone en práctica.

Acosta pasó a ser solo asambleísta. Parte de minoría afín a PAIS cuestionó intromisión de buró.

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Alberto Acosta pronunció ayer su último discurso como presidente de la Asamblea. El pleno, que escuchó su intervención de 19 minutos, aprobó luego su renuncia en una  sesión marcada por gritos de la oposición y silencio de la mayoría oficial.

Los asambleístas de minoría interrumpían el debate para poder intervenir, reclamaban por la intromisión del buró político de PAIS en la Asamblea y pedían que se extienda el plazo para la nueva Constitución.

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La moción para acoger la dimisión la presentó uno de los asambleístas más cercanos al presidente de la República, Rafael Correa, el jefe del bloque oficialista, Galo Borja (el único que intervino por PAIS en esa fase), quien argumentó que al ser irrevocable la renuncia solo quedaba aceptarla y rendirle un homenaje a Acosta por su gestión. Tuvo 77 votos a favor, de la mayoría oficial y el MPD.

Acosta reiteró en su discurso sus razones. “Esta  posición personal de no sacrificar el debate por la premura del plazo no es compartida en sus alcances y con lo que ello significa en tiempos por la mayoría de la cúpula de Acuerdo PAIS (...). Desde allí, al retirarme de facto su apoyo, me solicitaron dar paso a otra dirección que apresure la aprobación de los textos para cumplir con la fecha tope del 26 de julio. Respeto su posición”.

Antes de bajarse del podio para sentarse junto al resto de asambleístas, concluyó con un mensaje para todas las bancadas, aunque algunos interpretaron sus palabras como un llamado que también debe llegar a Carondelet.  “Siento que el ejercicio de la autoridad, responsable con quienes le designan, respetuosa del mandato encomendado, ennoblece. Lo contrario, el ejercicio del poder por el poder, embrutece. Ese riesgo no me lo correré”. Agregó, además, que se debe rechazar en los hechos, no solo en los discursos, “las viejas y desgastadas prácticas de la partidocracia”.

Mientras recibía el abrazo de la mayoría de sus compañeros de bloque (no todos se pusieron de pie), el primer vicepresidente, Fernando Cordero, se acomodaba en la silla que Acosta dejó vacía y asumió la presidencia por encargo.

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La oposición y algunos afines a PAIS, como Martha Roldós (RED) y Gilberto Guamangate (PK), reclamaron que no se haya analizado las razones. Guamangate advirtió ante el pleno que hay que tener cuidado con la cúpula de PAIS.

Roldós preguntó dónde están los plenos poderes de la Asamblea. “No acepto que se conculque la decisión de hasta cuándo vamos a trabajar (la Asamblea) por la decisión de un buró político. El pleno es la máxima instancia”, y les dijo a los de PAIS que “ojalá” se sientan representados por esa cúpula. Reiteró que renunciará a la vocalía de la Comisión Directiva.

DISCURSO: Alberto Acosta

“La sociedad será democrática solo si su proceso de construcción es democrático”.

“Debemos obtener un verdadero pacto social en el que las mayorías y minorías se reconcilien. No debemos excluir a nadie por la razón que sea”.