La falta de fuentes de empleo, los altos precios de la canasta básica y los bajos salarios son los antecedentes del trabajo informal o autónomo, aquel al que la Asamblea Constituyente le reconoció garantías, pero que ha provocado conflictos entre comerciantes y autoridades municipales en el país. Al menos la mitad de ellos habitan en Guayaquil. Están en conflicto permanente con metropolitanos.
En el país, al menos unas 951 mil personas se dedican al comercio informal, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). La mayoría se ubica sin permiso en las calles céntricas de las principales ciudades con el argumento de la falta de fuentes de trabajo, la pobreza y los altos costos de los víveres. La migración y la introducción de tecnologías que reemplazan la mano de obra son otras razones.