En Colombia la información de la computadora tiene prácticamente paralizado al país. Aun antes del informe de la Interpol, la información que está saliendo ha puesto en jaque a buena parte de la clase política, pues, comienzan a aflorar algunos nexos con las FARC con dirigentes políticos.
Los órganos de justicia están prestos, y han comenzado a actuar; así como lo han estado para sancionar a quienes han tenido vínculos con el paramilitarismo. (Algo que fue desatado tiempo atrás gracias a una información encontrada también en una computadora de esa organización).
Es la actitud firme de instituciones independientes.

Acá es diferente. Como el país vive bajo una dictadura, sin Congreso, sin Tribunal Constitucional independiente, sin un Tribunal Supremo Electoral autónomo, con una Corte Suprema acosada, y con órganos de control sojuzgados, los amigos y amigas de las FARC que podrían estar cercanos al Gobierno están a buen recaudo.

Para muestra, la famosa estudiante mexicana. En cualquier otra parte ella habría sido detenida, interrogada y enjuiciada a instancias del Gobierno. La información que ella pudo, y debía, dar era valiosísima. Ni un niño se habría tragado la telenovela mexicana que tejió alrededor de su presencia en nuestro país. Parecería que el apuro en sacarla del país estuvo relacionado más bien con lo que ella conocía que con lo que supuestamente desconocía. Y no se diga de la protección que recibe la asambleísta que hasta habría prestado su cuenta bancaria para ayudar a las FARC.

Pero no solamente hay protección. Hay también agresión. La reactivación del juicio contra el diario La Hora, que coincide con la importante información que viene dando sobre este affaire, la persecución al ex diputado Ordóñez, el calificativo de “perros de Uribe” a los periodistas, son, entre otros, muestras de un doble estándar, de protección para los simpatizantes de las FARC, y persecución para sus detractores. (Y tan tontos creen que son los ecuatorianos que ahora esto dizque se va a desvirtuar “desclasificando” unos cuatro papeles.)

Fue a raíz de la dichosa computadora que incluso buena parte de los militares fueron por primera vez tildados, públicamente, y sin prueba alguna, de traidores a la patria por su Comandante en Jefe, –“perros de la CIA” siguiendo el vocabulario canino del régimen–. Aunque seguramente el anuncio de compra de armas ayudará a olvidar la acusación. Hasta Chávez se tuvo que callar por temor a la computadora, y hasta contradijo públicamente a Correa; quien coincidentemente se entrevistará con Sarkozy el mismo día en que la Interpol entregará su informe.

Oh, ¿cuántas otras cosas más esa maquinita va a provocar?