Hubo textos y figuras para todos los gustos y varias edades. Los  jefes y demás miembros del hogar ayudaban en la tarea de buscar, comprar y pegar los cromos. Todo aquello los unió más con sus entusiastas pupilos.

La reciente conmemoración del primer centenario del nacimiento del profesor, periodista e historiador Francisco Huerta Rendón (1908-1970), quien  con el patrocinio de Publicaciones Educativas Ariel de Tomás Rivas Mariscal editó en 1965 los álbumes de cromos Así nació Ecuador y Conozca Ecuador, que tuvieron inmensa acogida ciudadana por su didáctico y valioso contenido y  por lo novedoso de su impresión, ha puesto  en nuestra memoria otros nombres de similares trabajos que han aportado al desarrollo de la educación y al sano entretenimiento de varias generaciones de ecuatorianos.

Muchos compatriotas recuerdan su época de estudiantes y el agitado ambiente que vivían por algún tiempo con la aparición de un nuevo álbum de cromos: la compra del cuadernillo con los casilleros vacíos; la compra del sobre de cromos y el ruego a Dios que salga el ‘difícil’ o que haya pocos repetidos; el cambio de los repetidos con los compañeros de estudios o vecinos del barrio y el juego de la ‘montada’ o del pepo usando como dinero los cromos descartados. Incluso la chispa comercial de algunos muchachos salía a flote cuando vendían las figuras pocos comunes a quienes aún no las tenían en sus álbumes.

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Los padres (mamá y/o papá), abuelos, tíos, hermanos mayores entraban en la ‘colada’ cuando por encargo del coleccionista iban a los sitios de expendio (por ejemplo Guimsa, en Diez de Agosto y Pedro Carbo, Mercado Central, Bazar Santiago, etcétera) por los cromos que faltaban y hacían canjes adelantados para que el álbum estuviera lleno a tiempo y así tenga la opción de alcanzar algún buen premio tras el ritual del sellado. En este ir y venir hubo álbumes que se perdieron o robaron con la consiguiente desazón para los dueños  que habían gastado sus ahorros y acometido inusuales transacciones en pos de las figuras  difíciles.

Pero en medio del trajín que suponía la llenada del álbum, además de conseguir aquello quedaba el  recuerdo de  la familia ayudando a verificar el cromo, engomándolo y pegándolo en su lugar. Además, el gusto de  leer y compartir con todos los textos de los casilleros y cromos  que tenían datos de suma importancia. Por ello, sin descartar los emblemáticos confites Limber, K-O y otros que circularon  desde antes de la primera mitad del siglo pasado con un diseño diferente a los álbumes contemporáneos mas sí un mensaje orientador, hoy revisamos una extensa lista que el amigo lector ayudará a incrementar.

Allí entonces La vuelta al mundo en 80 días, Nuestra fauna y flora, El mundo de los inventos, Monedas del mundo, Extraño Universo, Nuestro Maravilloso Universo, Historia del Transporte, La maravillosa historia ecuatoriana, Lo sé todo, Ecuador histórico: triunfo del Cóndor, Mundo Animal, Mundial de Fútbol, Descubrimientos científicos, Las razas, La salud e incluso El hombre araña y El Santo, que  forman la extensa nómina de álbumes  editados sobre infinidad de temas que todavía se venden en las puertas de ingreso a escuelas, colegios y  tiendas barriales.

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Asimismo,  están los nombres de empresas editoriales y pequeñas imprentas que especializaron gran parte de su actividad en la edición de estos materiales. Como buen testimonio de aquello constan Publicaciones Educativas Ariel,  Policromos y Luis Chonillo  asociado con Guimsa y otras entidades auspiciantes para la difusión de los textos, revista Estadio, Artes Gráficas Senefelder, Ermel Aguirre González y muchos que escapan a este breve recuento sobre los álbumes que primero fueron de pocos colores, después multicolores y con los cromos holográficos.

Aunque nuevas alternativas como la  internet y otros tipos de publicaciones han hecho disminuir esta actividad editorial, de todos modos resulta innegable el aporte didáctico y divertido de los álbumes de cromos.