Susana Pino Vernaza ha dedicado la mayor parte de su vida a la educación de los más pequeños. Un jardín de infantes por donde han pasado muchos niños guayaquileños.

Eran los primeros días de 1959 y Susana Pino, recién llegada de los Estados Unidos, decidió que se quería dedicar por completo a la educación de los más chiquitos.

Empezó hablando con amigas suyas para que sus hijos vayan a su casa a jugar y a aprender cosas. “En esa época las madres cuidaban a sus hijos porque no trabajaban. Yo creo que el mío fue el primer kinder privado en Guayaquil”, comenta la tía Susanita, como la llaman sus alumnas.

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El patio de su casa, ubicada en Esmeraldas y Hurtado, fue el primer lugar donde se montó el kinder Ángel de la Guarda, nombre con que lo bautizó para que sea quien cuide a los pequeños en las mañanas.

Empezó con quince chicos cuyas edades estaban entre los 3 y 4 años.
Jugaban en un arenero, escuchaban las canciones infantiles en un tocadiscos con manivela, y la empleada doméstica era quien les preparaba los jugos y las galletas.

Cobraba cincuenta sucres a la semana, por cada niño, incluido el lunch. No cobraba matrícula porque le daba vergüenza y si alguien se olvidaba de pagarle, nunca le hacía acuerdo. “Era muy mala para eso”, rememora Pino.

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Para 1978 ya se había cambiado a Los Ceibos, lugar donde se encuentra en la actualidad y le cambió el nombre a Niño de Praga, por cuanto había otro jardín con el nombre anterior.

Entre sus alumnos ha tenido a misses Ecuador como Sueany Bejarano o Gabriela Cadena; la presentadora de televisión Viviana Arosemena, quien fue alumna primero, luego fue profesora y después puso a sus dos hijos en el kinder; y sacerdotes como el padre Eduardo Castillo Pino.

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Piensa que los métodos de enseñanza no han cambiado mucho, sino que ahora se nombra todo más científicamente. “Antes jugábamos a hacer bolitas con plastilina, ahora se llama motricidad fina”, cuenta por poner un ejemplo.

“Los niños llegan ahora mucho más estimulados de casa que antiguamente”, comenta Ingrid Hansen Vik, profesora que tiene quince años trabajando en el centro, “por lo tanto trabajamos más en la parte emocional, les damos mucho cariño”, concluye.

La tía Susanita va a cumplir 50 años trabajando por los más chiquitos, pero todavía conserva esa alma infantil.

Susana Pino Vernaza

EDAD
69 años

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FAMILIA
Nunca se casó para dedicarse a los niños, que son “sus hijos” mientras están en el kínder. Tiene 4 hermanos, una de las cuales falleció de leucemia a los 6 años.
Tiene 56 primos hermanos.