Es licenciada en turismo. Tiene 22 años y representa a Pichincha en el concurso de Miss Ecuador.

Paola Barberis Garzón, quiteña de 22 años y candidata a Miss Ecuador, tuvo la peor experiencia de su vida hace dos años: sufrió el feroz ataque de decenas de abejas.

Recuerda que caminaba tranquilamente por la playa de Pedernales, junto con dos amigas, y pasaron cerca de dos niños, que lanzaban piedras a un tronco donde había un bulto negro. Ni prestamos atención al asunto, dice.

Publicidad

De pronto, relata, los niños corrieron y ellas vieron salir cientos de abejas del interior del tronco. “Corrimos, pero el zumbido de las abejas nos aturdía. Cuando miré a una de mis amigas, tenía puesto, literalmente, un chaleco de abejas en su cuerpo, y solo entonces me di cuenta que yo tenía otro igual”.

En medio de la desesperación, corrieron a sumergirse en el agua. “Al poco tiempo llegó mi papi y nos ayudó a salir del apuro”, añade.

De su cuerpo se extrajeron 150 aguijones y la hinchazón le duró varios días. Desde ese momento siente un gran respeto por los insectos: esa fue su mayor lección, asegura.

Publicidad

Paola es carismática e inteligente; sus grandes ojos cafés expresan mucho más que sus palabras. Está convencida de que la formación de su carácter se la debe a sus padres y a la educación que recibió en el colegio Americano de Quito.

Desde hace cuatro años, esta licenciada en Administración de Empresas Turísticas vive con su familia en el valle de Cumbayá, al este de Quito. Sus padres, Nora Garzón y José Julio Barberis, cuentan que cuando decidieron trasladarse a esta zona, hace cuatro años, Paola no estaba muy contenta porque iba a estar lejos de sus amigos.

Publicidad

Ella se define como muy amiguera. “Lo que más valoro en ellos es su lealtad; si no hay lealtad no se puede hablar de amistad”.

Paola asegura que, pese a que la mayor parte de sus amigos está en Quito, “ahora no cambiaría la paz de este lugar por nada del mundo: aquí tengo de vecinas a las vacas, gallinas, pájaros y hasta a una lora”.

Nunca aceptó participar en un concurso de belleza, pese a que desde su adolescencia fue requerida como candidata para Reina de Quito. “El año pasado me llamaron para intervenir en el torneo de Miss Ecuador, pero no pude hacerlo porque trabajaba y estaba en mi último año de carrera. No es fácil dedicar tanto tiempo a un concurso como este”.

Nora, la madre de Paola, se dedica a la fotografía desde hace 23 años y gerencia, desde hace siete, la cadena Kónica en el Ecuador. Quizá por eso no oculta la emoción cuando la cámara enfoca a su hija.

Publicidad

Habla de la niñez de Paola con un poco de nostalgia, mientras su esposo Julio, ginecólogo que trabaja en el Patronato San José, aún recuerda la llamada que un día recibió en su consultorio para alertarle que su hija había llevado a la escuela, en su mochila, una perrita que era su mascota. Tiene dos hermanos, Julio José (19 años) y Nicole (7).

Paola tiene muy claro que quien triunfe se convertirá en la anfitriona del certamen de Miss Universo.

Como candidata a Miss Ecuador, se somete a una estricta dieta que la podría convertirla en “Miss Lechuga”, bromea.

“Lo que sucede es que me acostumbré a comer de todo en grandes proporciones y la dieta sí me molesta; no es desagradable, pero exige mucha disciplina”.