En la ciudad existen unas 60 especies nativas. Muchas han desaparecido por la tala.
Para muchas personas, estar bajo la sombra de un árbol puede ser una sensación placentera cuando hay el sol más intenso.
Lo es para el biólogo Jorge Palomino, intérprete de la naturaleza en el cerro Masvale, de la Fundación Ecológica Andrade; tanto que aún se emociona cuando recuerda que hace poco tiempo su hijo Jardel, de 3 años, le pidió a su pequeño primo que no arrancara las hojas de un ficus que crecía en un sector de los Sauces.
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Asegura que le ha enseñado a Jardel la importancia de las plantas y a identificar algunas especies de árboles que todavía quedan en Guayaquil.
Flor María Valverde, autora del libro Fanerógamas de Guayaquil y sus alrededores y otros textos relacionados con plantas, señala que existe algunos árboles representativos de la ciudad, pero destaca doce.
Entre los endémicos (solo crecen en un sector) menciona el bombas guayasense y el castaño; y de los nativos (se encuentran en otros lugares) nombra el amarillo, beldaco, bototillo, ceibo (dos especies), fernán sánchez, guayacán, guayacán madera negra, moyuyo de montaña y pigío.
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Sin embargo, Valverde, ex profesora de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, refiere que hay especies que ya no existen en la ciudad y que están desapareciendo de sus alrededores, como el roble y el guayacán, porque son talados para construcciones.
Explica que el bosque seco, que abarca desde la mitad de Manabí hasta una parte de El Oro que limita con el Perú, ha sido muy apreciado por la riqueza de su madera.
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Dice que en Guayaquil existen unas 60 especies de árboles nativos. Destaca, además, que hay más de 500 especies vegetales, entre ellas las herbáceas, arbutivas, trepadoras, ornamentales, industriales y medicinales.
Valverde afirma que hay menos especies antiguas en la ciudad, pero muchas que han sido introducidas, como las sembradas en el Malecón 2000, que son de Colombia.
Palomino expresa que con las palmeras que ha sembrado la Municipalidad de Guayaquil el porcentaje de la función de fotosíntesis (purificación del aire) es menor porque tienen menos hojas. Por eso recomienda conservar los árboles que quedan dentro de la ciudad para tener un mejor aire y más sombra.
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Fuentes: Dra. Flor María Valverde ( Libro Fanerógamas de Guayaquil y sus alrededores) y Biól. Jorge Palomino |
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