La producción de esta creadora se convirtió en un paradigma plástico para los jóvenes artistas.

El sábado 1 de marzo pasado, a las 21h00, falleció de un infarto en Guadalajara, México, donde residía, la pintora ecuatoriana Judith Gutiérrez Moscoso, cuya obra se caracterizó por la riqueza pictórica en el manejo del color y por una figuración intencionalmente ingenua, considerada por los críticos como bizantina tropical.

Nació en Babahoyo, provincia de Los Ríos, en 1927. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Guayaquil. Fue su maestro el pintor ecuatoriano César Andrade Faini (1913-1995), con quien tuvo una gran amistad. Aunque inició su carrera artística en Ecuador, se trasladó a México con su segundo esposo, el escritor Miguel Donoso Pareja.

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Después de años de ausencia, fue redescubierta para su patria por el historiador de arte Juan Castro y Velázquez, quien presentó en 1982 su obra en la exposición El paraíso y otras estancias en los museos del Banco Central de Guayaquil, Cuenca y Quito.

La exhibición, la primera en que se mostró además de pinturas, libros de artistas e instalaciones, marcó un cambio en el arte ecuatoriano. La producción de esta creadora riosense se convirtió en un paradigma plástico para los jóvenes pintores, especialmente guayaquileños, quienes encontraron en Gutiérrez  un camino nuevo por seguir.

Sus cuadros representan la alegría de vivir, el amor, el misterioso mundo de nuestras tradiciones ancestrales, que ella     narraba en historias pictóricas de maravillosa factura.

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Otra patria
México fue su segunda patria. Exhibió en los más destacados centros culturales de ese país. Con su tercer esposo, el pintor tapatío Ismael Vargas, formó una pareja singular, tanto por su relación personal, como por su destacada presencia en el mundo de las artes. Participaron juntos en numerosas exposiciones.

Vivieron varios años en Guayaquil. Sin embargo, los compromisos de trabajo de Vargas los llevaron nuevamente a México, donde se establecieron en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

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La última exposición de la artista fue la titulada A piedra y fuego, que se inauguró el jueves pasado en el Instituto Cultural Hospicio Cabañas, que alberga los célebres murales de José Clemente Orozco. Estaba invitada a presentar una muestra en septiembre próximo en la galería Todo Arte de Guayaquil.

PINCELES

MADRE
Judith Gutiérrez fue madre de Amelia y Virginia García Gutiérrez, quienes viven en Cancún, y de Leonor (fallecida), María del Carmen y Miguel Donoso Gutiérrez, que residen en Guayaquil.

EXPOSICIONES
Su primera exposición la hizo en la Escuela de Bellas Artes de Guayaquil en 1963. En 1964 exhibió sus obras en la Casa de la Cultura de Quito. Luego se radicó en México. Volvió a exponer en Ecuador en 1982. A esa muestra le siguieron muchas otras.

ÚLTIMA VEZ
En el catálogo de la última exhibición que realizó en Ecuador, en 1999, el crítico de arte Juan Hadatty Saltos escribió que   “Judith Gutiérrez es fiel exponente  de la pintura latinoamericana: fluida, barroca sincretista y poética magicista”.

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OPINIONES

Marco Alvarado
Pintor
Judith Gutiérrez es una artista que marcó un momento importante para el arte contemporáneo del Ecuador y de Guayaquil en concreto. Ella, con su obra y con la primera  exposición que montó en 1982, influyó en las nuevas generaciones. En mí personalmente influyó mucho con su forma de trabajar tan detallada y tan rica.

Fue amiga de todos  los que hacíamos  La Artefactoría y estuvo siempre dispuesta a abrirnos las puertas de su casa para conversar. Fue una mujer muy querida por Guayaquil. En la última etapa de su vida, su obra cambió mucho. Tenía una carga casi idealista.

Jorge Velarde
Pintor
A mí me parece que la de Judith Gutiérrez era una de las obras más interesantes y serias de su generación. Era de una aparente ingenuidad y primitivismo, pero no era tal. Esa era la forma que ella le había dado a su obra, pero era muy seria. A mí siempre me gustó su producción, y aunque sí tuvo una presencia en el Ecuador en general, hubiera sido bueno que se la viera más.

Manuel E. Mejía
Crítico de arte
Personalmente a la pintora Judith Gutiérrez la conocí muy poco. Somos de generaciones distintas, pero desde que años atrás regresó al Ecuador con sus obras, significó el descubrimiento de una artista que habíamos perdido de vista hace bastante tiempo. En México tuvo la ocasión de desarrollar su trabajo artístico y cuando lo volvió a presentar entre nosotros recibió el reconocimiento que este ameritaba. Judith Gutiérrez  fue una mujer muy valiosa y me apena la noticia de su fallecimiento.

Marcos Restrepo
Pintor
Fue una gran artista. Manejaba el color como muy pocos lo hacen aquí en el medio. Fue también una excelente amiga.

Nos apoyó mucho. En la época que vino de México, nosotros estábamos formando La Artefactoría. Ella hizo exposiciones y hubo una química con toda la gente. Conocía mucho lo que se estaba haciendo afuera y lo que nosotros queríamos hacer acá. Nos aconsejó bastante. Nos reuníamos siempre en su casa. La noticia de su muerte me dejó consternado.