Tal como lo habían anunciado desde el jueves pasado, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitares) iniciaron ayer una tregua indefinida, con miras a iniciar un diálogo de paz con el gobierno de Álvaro Uribe.

La decisión de las AUC, que agrupan al 80% del movimiento paramilitar colombiano, calculado en 10.500 hombres, se produce cuando sus enemigos, las guerrillas de izquierda, mantienen negociaciones secretas con el Gobierno.

Sin embargo, un vocero militar aclaró que el Ejército mantendrá su combate a los grupos armados ilegales.

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Las perspectivas de un reinicio de las negociaciones ha abierto la esperanza de una salida pacífica a la crisis que vive Colombia desde hace más de cuatro décadas y que se ha cobrado la vida de más de 10.000 personas, incluyendo a dos concejales asesinados ayer por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Sin embargo, el camino hacia la paz puede ser muy largo. En la agenda de las negociaciones entre el Gobierno y las AUC se deberán incluir temas tan conflictivos como el indulto de penas (cerca de 300 procesos penales por masacres), las suspensión de las órdenes de extradición pedidas por EE.UU. que pesan sobre los principales líderes de las AUC y la fragmentación de la fuerza paramilitar que dejaría a varios bloques fuera del proceso. Una muestra del riesgo que representan estos bloques se dio ayer, cuando supuestos paramilitares asesinaron a ocho campesinos.

CONFLICTO

NEGOCIACIÓN
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, anunció que esperará el retorno del Alto Comisionado para la Paz, Luis Restrepo, para fijar las condiciones de una negociación con los paramilitares.

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ELN
Restrepo se encuentra en La Habana en su tercera conversación ‘exploratoria’ con los líderes del Ejército de Liberación Nacional, la segunda guerrilla del país.

VIOLENCIA
Ocho campesinos murieron ayer a manos de grupos disidentes de paramilitares (no las AUC) y dos concejales fueron asesinados por presuntos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.