El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, hizo público ayer un plan de retorno para 30.000 familias desplazadas por el conflicto armado.

El procedimiento, según Uribe, contará con la participación de soldados nacionales, a los que denominó “cascos azules a la colombiana”.

En este país de unos 40 millones de habitantes, existen al menos 2,7 millones de desplazados que abandonaron sus tierras por ataques o presiones de los grupos armados, en conflicto desde hace 38 años.

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El drama del desplazamiento humano en Colombia es considerado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) como el cuarto más grave en el mundo, después de Afganistán, Sri Lanka y Azerbaiyán.

“Si se define el regreso de unas 30.000 familias a sus lugares de origen que haya unos soldados colombianos, internacionalmente certificados, preferiblemente por Naciones Unidas, para que cuiden esas familias y les garanticemos total seguridad”, agregó Uribe.

Fumigaciones
El nuevo gobierno de Colombia intensifica su campaña para fumigar las cosechas de hoja de coca, satisfacer al gobierno de EE.UU. que había expresado frustración ante demoras causadas por el temor de protestas campesinas.

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Funcionarios colombianos afirmaron ayer que fuerzas especiales del Ejército de EE.UU., entrenarán a partir de este mes a una nueva unidad de comandos colombianos para atacar a los grupos armados.
Los soldados serán adiestrados en un cuartel cerca de la capital para formar un batallón especial.