El edificio se construyó con fines comerciales y la administración municipal solo ocupaba un piso.

Se terminó de construir en 1928, pero se inauguró el 27 de febrero de 1929 en homenaje a la Batalla de Tarqui. La construcción del actual Palacio Municipal duró cuatro años. La falta de recursos provocó inclusive que se paralizara la obra alejando la posibilidad de que el Cabildo tuviera su segunda casa propia.

La anterior, que era de madera y teja, fue quemada cuando unos expertos extranjeros descubrieron que en la parte subterránea de esa edificación y la contigua estaban las madrigueras de ratas que habían dado origen a la peste bubónica (1908).

En la primera edificación fue donde se firmó el Acta de Independencia de Guayaquil (1820).

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Desde la época de la Colonia, circunstancias de pobreza, los piratas y los incendios conspiraron para que el Cabildo no tuviera su propio edificio, funcionó en sitios alquilados y hasta en las casas de las principales autoridades.

El palacio tiene un estilo ecléptico, donde se mezclan los diseños neoclásico y barroco. Marca el cierre de una etapa en la historia de la arquitectura guayaquileña donde predomina la influencia de los constructores italianos, cuyos esquemas ya habían sido adaptados en la madera.

La construcción estuvo a cargo de la compañía italiana Macca Ferri, que inspiró su proyecto en un centro comercial que todavía existe en Milán (Italia).

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El director municipal de Cultura, Melvin Hoyos, explicó que como el Municipio no disponía de fondos, sus edificaciones eran planificadas como sitios para comerciar y así autofinanciarse; de hecho que en las crónicas la inauguración del edificio está registrada como el Palacio Municipal de Comercio.

Esta circunstancia ha sido poco difundida, pero será dada a conocer por Hoyos durante una charla el viernes 19 en el Museo Municipal.

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Cuando recién se inauguró, solo el segundo piso fue destinado a la administración.

Con el crecimiento de la ciudad entre 1940 y 1950 la parte administrativa fue creciendo hasta copar los cuatro pisos.

Actualmente, el palacio municipal le resulta chico al gran aparato municipal que alquila oficinas en edificios cercanos e inclusive compró a la Junta de Beneficencia el antiguo edificio del agua potable para poder ampliarse.

Melvin Hoyos calcula que de aquí a unos 10 años ni siquiera el nuevo edificio dará abasto y habrá que pensar en algo más grande y convertir el palacio en un museo o centro de cultura.

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A la casa municipal diariamente acuden cientos de personas, quienes recorren sus pasillos para solicitar permisos y pagar sus impuestos.

En 1994 fue restaurado en un proceso paulatino que duró seis años. La actual administración remodela el salón de la ciudad y el despacho de la alcaldía que anteriomente no fueron considerados.

Casas

El cabildo tuvo muchas casas antes de llegar a su actual ubicación.

1590: Cerro Santa Ana.

1634 - 1638: En  las casas de: el justicia mayor Pedro Alfonso Casco, el corregidor Valentín de Valenzegui, el corregidor Baltazar Malo de Molina y el corregidor Juan Hinojosa Chávez.

1644: Se edifica la casa municipal en la plaza Santa Catalina.

1650: Casa del corregidor Francisco Vásquez de Silva.

1708: Donde hoy se encuentra el palacio municipal.

1750: Frente a la plaza de Armas, en Diez de Agosto y Escobedo.

1810: Cárcel municipal, en Diez de Agosto y Pedro Carbo.

1817: Se hace la casa nueva frente al río.

1911: Colegio Vicente Rocafuerte y local donde hoy está el Club de la Unión.

1912: Diez de Agosto y Chile.

1929: Actual edificio.