Veinte partidos llevaba el Almería en la Liga Española hasta el domingo. Con un triste récord: último en la tabla, veinte salidas al campo y ninguna victoria, apenas 6 empates y 14 derrotas. Para peor, enfrentaba al Real Madrid (segundo a un punto del Girona, pero con un partido menos) en el imponente estadio Bernabéu. O sea, casi líder. Todo hacía presagiar una goleada más sobre el modesto equipo andaluz. Sin embargo, antes del primer minuto de juego, gol del Almería. Sorpresa general. Y antes de finalizar el primer tiempo, segundo baldazo de hielo: 2-0 en ganancia la visita. No obstante, en la segunda etapa afloró como nunca la leyenda negra del Real Madrid y su histórica “suerte” con los arbitrajes.

Primero se concedió un penal inexistente para el conjunto blanco tras un centro en el que hubo doble falta de los atacantes merengues: Rudiger sobre Édgar González y Joselu a Kaiky. Este último, por el empujón desde atrás de Joselu, toca el balón con la mano, sin verlo siquiera. Pero el juez, llamado por el VAR, dio penal y descontó el once de Carlo Ancelotti: 1-2. Cuatro minutos después, en una contra, Almería logró un tercer gol, perfectamente válido. El juez de campo lo convalidó, pero nuevamente fue llamado por el VAR, que le marcó una posible falta en el comienzo de la jugada, en el mediocampo. No había sido nada relevante, un roce de Lopy en la cara de Bellingham, pero el colegiado anuló el gol y amonestó a Lopy. Luego llegó el empate madridista, marcado por Vinicius clarísimamente con el brazo. Ahí el VAR lo encontró lícito. Se pusieron 2 a 2.

A esa altura, las redes sociales evidenciaban una indignación mundial por los tres fallos que modificaron el resultado. Faltaba algo más: el juez dio 11 minutos de adición y a los 99 Carvajal anotó el 3 a 2 a favor del Madrid. Gol legítimo. Amigos de todo el continente arreciaban por X (antes Twitter) y por WhatsApp con un clamor general: “¡Qué robo…!”, “¡Qué escándalo, siempre lo mismo con el Real Madrid…!” España toda está en un grito. Albert Masnou, subdirector del diario Sport, pide que se repita el partido.

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Siempre se dice que los equipos grandes son favorecidos por los jueces, pero lo del Madrid excede larguísimamente cualquier comparación. No la resiste. No pasa con el Bayern Munich ni con el Manchester United ni con la Juventus. En ningún otro país.

“Me he amargado -declaró Alfredo Relaño, presidente honorario del ultramadridista diario AS-. Pocas veces me deja mal cuerpo un partido y este lo ha hecho. Los tres puntos al Madrid le pueden valer, pero le crea un daño reputacional enorme. Demasiada gente hay en España deseando que le pasen estas cosas para encima ponérselas así. Y todo por un entrometido del VAR. Esto da alimento a los antimadridistas para mucho tiempo”. Al hincha del Real le molesta que le vengan con la misma canción año tras año, partido tras partido, pero acontece que esto es de toda la vida. Uno era niño y ya se hablaba de los reiterados favores arbitrales al Madrid. Nadie niega los fantásticos futbolistas que ha tenido el club de Di Stéfano ni la grandeza del club más ganador y popular del mundo, sin embargo, los fallos a su favor son centenares, en Copa, en Liga, en Champions.

No importa el nombre del árbitro, ha habido cientos de jueces de apellidos diferentes, con todos fue igual. En todo partido de fútbol hay como mínimo una jugada polémica que puede cambiar el resultado. A veces dos, tres. Desde que tenemos uso de razón (y tenemos mucho uso) casi todas las jugadas dudosas, y las que no lo son también, se saldan a favor del Real Madrid. Contra el rival que sea y en el campo que sea. Nunca un lateral mal dado en contra, siempre a favor. Eso indigna, enfurece. En un torneo de 38 fechas, un club puede verse involucrado en 40 o 50 jugadas discutibles, siempre se pitan para el equipo madrileño. Es un promedio demasiado afortunado. Y el fútbol no es como el rugby, donde los partidos terminan 43 a 7, 29 a 8. Ahí no se puede culpar al réferi. Acá es 1-0, 1-1, 2-1… Un penal mal sancionado altera el resultado. Y fueron demasiados penales y goles dudosos. Sin contar las agresiones de Sergio Ramos, cuando vestía de blanco, que pasaban de largo, o la segunda amarilla para Casemiro que nunca llegaba, o la violencia de Pepe, generalmente indultada. Fue tan flagrante a veces que los arbitrajes le mancharon el traje de campeón. Los jueces están para fallar, pero al Madrid no le fallan nunca.

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Cuando llegó el VAR al fútbol millones dijeron: “Ahora sí se le acaba al Madrid”. Fue peor. El VAR llama al réferi, lo hace ir al monitor y una vez que este fue a ver de nuevo la jugada está obligado a cobrar lo que le marcan. Ahí se genera una maraña de explicaciones que terminan diluyendo la culpa. No hay culpa. Nadie fue.

Lo del domingo ante el Almería reflotó el viejo cántico “Así, así, así gana el Madrid…”, que lo han entonado en todas las canchas de España. ¿Cómo nació…? Lo cuenta el mismo Relaño en una de sus magníficas crónicas:

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“El Sporting de Gijón nunca estuvo tan cerca de ganar la liga como en la temporada 1978-1979. Tenía un gran equipo, en el que destacaba el formidable goleador Quini. Pero había otros jugadores extraordinarios, entre ellos los argentinos Rezza y Ferrero. Casi todos los jugadores titulares fueron internacionales, bien por España, bien por Argentina. El equipo llevó muy bien el campeonato, pero en la vigesimosexta jornada, cuando cayó ante el Madrid, 0-1 en El Molinón, empezó a parecer imposible el título. El Madrid ganó bien el partido, pero nadie podía olvidar que en la jornada anterior, en la visita del Sporting a Salamanca, García Carrión había expulsado a Doria y a Ferrero, lo que les dejaba sin esos dos futbolistas para recibir al Madrid. Era particularmente importante Ferrero, quizá el mejor jugador del campeonato por esos años. Al final, el Madrid ganó la liga y el Sporting fue segundo, a cuatro puntos”.

Continúa su relato: “Para la visita del Madrid al campo del Sporting en la siguiente temporada había un ambiente apasionado. Y estaba Ferrero. En el minuto 6 se produce una jugada que desata las pasiones. Ferrero recibe un balón cerca de la banda, de espaldas a su marcador, San José, y hace una jugada que solía practicar: deja pasar entre las piernas para engañar al defensa, de manera que este se vea superado por el balón por un lado y él rodearle en carrera por el otro; San José, burlado, se echa al otro a frenar a Ferrero, al que para con un codazo en la boca; Ferrero se enfada y da un empujón a San José, y este se deja caer. El árbitro pita la falta del madridista como obstrucción, pero al tiempo expulsa a Ferrero por supuesta agresión. De repente se ve que de la boca de Ferrero mana sangre, fruto del codazo de San José, y eso indigna más al público. Ferrero, víctima de la falta, se retira sangrando, expulsado, y San José sigue en el campo. De una forma espontánea surge un grito que pronto todo el campo corea: «¡Así, así, así gana el Madrid!». El partido sigue y acabará en empate a uno. El partido es televisado en directo, con lo que el grito, tan repetido, se conoce en toda España. El Madrid salió con un punto, que a la postre le valdría ganar la liga. Con un punto menos, el campeón habría sido la Real Sociedad”.

El canto lleva cuarenta y cinco años. No ha perdido vigencia. (O)