Asesinatos sin control en la Zona 8, con más de mil muertes violentas; dos privados de libertad fueron hallados colgados en cárcel de Esmeraldas; Comunidad de Imbabura aplica justicia indígena a un agente civil de tránsito: son titulares de este Diario del día 2 de junio, al día siguiente de que se conoció que la fiscal general recibió una amenaza de muerte para ella y su hija. Son solo pocos ejemplos de la realidad que vivimos, que se ha ido robusteciendo poco a poco y cuyas causas se han analizado muchas veces, por lo que no son parte de este comentario.

Paralelamente, se mencionan varios nombres de los ciudadanos que aspiran a ser elegidos presidente o asambleísta en las próximas elecciones, convocadas después de producirse la muerte cruzada. Son varios los aspirantes; sin embargo, los resultados de una encuesta de Cedatos, mencionados por su director en una entrevista con EL UNIVERSO del viernes pasado, muestran que el 83 % no sabe por quién votar y que el 59 % no confía en que las elecciones se realizarán con transparencia. Es también general el temor al futuro.

Y el futuro está en las manos de los ecuatorianos, pues somos los que elegimos a quienes entregamos la responsabilidad de legislar, administrar, controlar, ejecutar, en definitiva, crear el ambiente de paz y justicia que el país merece, teniendo en cuenta los problemas más graves que afectan a la nación y siendo capaces de definir y aplicar las soluciones.

Lamentablemente en el país, los partidos, si los hay, y los movimientos políticos no mantienen actividad perenne, sino que surgen o resurgen en periodos electorales. Entonces, como si se tratara de una empresa, quizás así lo ven, buscan socios, se comprometen a repartir beneficios, resuelven el financiamiento de la campaña y proponen a alguien conocido, por cualquier razón, que preste su cara y su nombre. Luego, el asunto es cuestión de publicidad.

Quienes ganen las próximas elecciones tendrán la responsabilidad de devolverles a los ecuatorianos la tranquilidad que necesitan para crear, producir, trabajar, estudiar; en suma, para construir en común la nación que necesitamos ser. Es, entonces, indispensable que acertemos en la elección y que nos preguntemos cómo creemos que deben ser las personas que elijamos. Cuáles son sus antecedentes, cuál ha sido su participación en la vida del país, cuánto conocen de la realidad y de los problemas de la mayoría de los ecuatorianos. Busquemos información acerca de su honestidad en lo grande y en lo pequeño. Indaguemos si son personas capaces de colaborar y compartir proyectos de beneficio común.

Es indispensable conocer quién y cómo se financia la campaña y quiénes son las personas de su confianza, el potencial equipo que lo acompañaría y con quien comparte el conocimiento de la realidad, el proyecto con el cual se busca el cambio, el convencimiento de que hay que buscar la unidad, porque el país no necesita confrontaciones sino trabajo conjunto. Y, sobre todo, que entiendan lo que es la democracia y respeten los derechos humanos. Y, fundamentalmente, que compartan una profunda fe en el futuro, al cual estamos cerca de renunciar. (O)