Fue en 1970 cuando Segundo Wong Mayorga, con su extraordinaria visión de negocios y del futuro, se atrevió a incursionar en el lejano mercado de Rusia y, en 1983, en el chino, hasta esas fechas inexplorados por nosotros con nuestra oferta estrella: el banano.

En 1998, Segundo Wong fundó la Cámara de Comercio Ecuatoriana China y con esta llevó las primeras misiones comerciales al gigante asiático para hacer negocios, no solo de banano sino de toda clase de productos. En 1999 organizó una visita de Estado a China con el presidente Jamil Mahuad, durante la cual se firmaron algunos acuerdos de cooperación; y en 2001 con el Dr. Gustavo Noboa, habiéndose suscrito varios instrumentos de cooperación económica y técnica. Lo siguió Lucio Gutiérrez en 2003, Rafael Correa en 2007 y 2015, y en 2016 el presidente Xi Jinping vino al Ecuador para reforzar los lazos económicos, mercantiles y culturales, habiéndose realizado durante todo este tiempo una serie de encuentros entre los dos Gobiernos para aterrizar en lo que hoy persigue la mayoría de ecuatorianos: la suscripción de un tratado de libre comercio que nos permita exportar a China lo nuestro con aranceles reducidos o libres de estos, y a su vez, traer mercancía de ese país a buen precio y sin afectar la industria nacional, con lo cual se incrementaría la producción y, por tanto, el empleo.

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Banano, camarón y pitahaya es lo que más exportamos a China, pero podrían ser muchos más, debido a su población de 1.400 millones de habitantes. Ahora todo depende de que el tratado entre en vigencia. Solo falta la venia de la Asamblea. Construye y Gente Buena están en duda, el PSC y ADN, a favor, mientras que los de la Revolución Ciudadana han expresado su desacuerdo. Se arguye, entre otros, que desechos tóxicos chinos entrarían al país, lo cual está prohibido por la Constitución y la legislación nacional. Ciertos desechos podrían ingresar pero para ser reciclados, si cumplen con las normas sanitarias.

(...) no nos va a perjudicar. Al contrario, son muchas sus ventajas. La Asamblea tiene la responsabilidad de aprobarlo.

El acuerdo establece una zona de libre comercio y tiene, entre otros objetivos, fomentar la expansión y diversificación del comercio entre ambas partes, eliminar las barreras al comercio y facilitar la circulación transfronteriza de mercancías entre ellas; promover condiciones de competencia leal en la zona de libre comercio; establecer reglas comprensibles para asegurar un ambiente regulado y transparente para el comercio de productos entre estas; crear nuevas oportunidades de empleo; establecer un marco para una mayor cooperación bilateral, regional y multilateral, a fin de ampliar y mejorar los beneficios.

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En la negociación, en la que participaron ministros y viceministros de Producción y la Cámara de Comercio Ecuatoriano China, se tuvo especial cuidado para proteger la industria nacional, como textil, calzado y metalmecánico (se excluyeron indefinidamente 820 líneas de productos), así como la expansión del mercado chino a nuestras ofertas de toda índole, por lo cual han expresado su apoyo, ya que, entre otros, mejora el acceso a materias primas, insumos y bienes de capital para el desarrollo del país.

Este TLC no nos va a perjudicar. Al contrario, son muchas sus ventajas. La Asamblea tiene la responsabilidad histórica de aprobarlo. (O)