Cerca de la frontera con Ecuador, la región desértica de Piura (Perú) enfrenta una nueva crisis sanitaria por epidemia de dengue. En junio de 2023 está dejando unas 200 personas fallecidas. Esta vez el mosquito transmisor se reprodujo como plaga por las lluvias e inundaciones, por el ciclón Yaku, que impactó en marzo costas del Pacífico sur.

Desde que el dengue reapareció en 1990, “este es el brote más fuerte”, dice la doctora Valerie Paz-Soldán, investigadora asociada en la Facultad de Salud Pública y Administración de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. La epidemia “se ha salido de nuestras manos”, añade la experta en enfermedades infecciosas; y, peor, con el cambio climático y el fenómeno de El Niño de aquí a unos meses aumentarán las precipitaciones y el virus “podría estar presente todo el año”. Esta crisis sanitaria está en un país limítrofe con Ecuador: puede contagiarnos. Los primeros meses de 2023 hubo brotes de chikunguña y dengue de magnitud importante en América del sur. La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud recomiendan a los Estados miembros que ajusten sus planes para enfrentar posibles brotes de dengue y otras arbovirosis, y así evitar complicaciones y muertes por dichas enfermedades. Las altas temperaturas aumentan el riesgo de infección por dengue. Los estudios futuros de la asociación entre la temperatura y la infección por dengue deben considerar el clima local y regional, las características sociodemográficas y ambientales, para explorar la vulnerabilidad local y regional para prevención personalizada. La gente almacena agua de lluvia en depósitos abiertos donde se multiplican los criaderos del mosquito Aedes aegypti. El control de vectores debe ser antes que se produzcan lluvias, pero no cuando llueve; por eso las fumigaciones fracasan o por tardías. (O)

Jaime Galo Benites Solís, doctor en Medicina, Guayaquil,