Señor presidente constitucional de la República del Ecuador, Daniel Noboa Azín, no tengo el gusto de conocerlo, todo lo que sé de usted es referencial de lo que la prensa nacional ha informado de su gestión como exasambleísta, como candidato presidencial y sus primeras acciones como mandatario. Al poder llegar al puesto presidencial, el anhelo de los ecuatorianos es que usted pueda divorciarse de cualquiera de sus antecedentes sociales, políticos y económicos. Gobierne bajo esa premisa sin responder a ningún interés más que el de 17 millones de ecuatorianos. No se apoye en sus propias fuerzas, devuelva a Dios esta nación.
Señor presidente, haga una purga deshaciéndose de algunos elementos incrustados en los diversos estamentos y que forman parte del Estado como servidores civiles y uniformados. Termine con la corrupción galopante, que ha venido como marea a tocar las orillas de nuestro país y amenaza con anegar y llevarla a naufragar. Pague la deuda que el Estado tiene con el IESS, aunque no soy afiliado, alguna vez lo fui, pero rehabilítelo, devuelva el dinero de los afiliados e inyecte el capital que prestó el Estado a los jubilados y afiliados activos. Que el Ecuador haga de la práctica de morosos que le deben al Estado toda una política y que se remarque como un delito el deberle a este país, imprescriptible y se establezca que no existirá condonación ni borrar cuentas de nadie, ya que eso constituyen recursos importantes para las arcas de esta nación. Que las políticas sociales tengan como único fin ayudar a las clases más desposeídas, durante su gestión, ayude a apuntalar y mejorar el sistema educativo y fomente el empleo para todos los ecuatorianos.
Es mucho lo pedido, pero hay bastante que hacer. Si lo hace bien, la gente lo puede contratar cuatro años más para el reto que se viene. (O)
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Eleodoro E. Portocarrero Clark, abogado, Guayaquil