El expresidente de la Asamblea Nacional Virgilio Saquicela fue reelegido, el pasado 14 de mayo, como cabeza de ese poder del Estado con 96 votos, la correísta Marcela Holguín fue reelegida como primera vicepresidenta con 94 votos y Esteban Torres, del Partido Social Cristiano, fue elegido como segundo vicepresidente con 100 votos.

Esta votación confirmó una “aplanadora” legislativa en un contexto donde se desarrollaba un juicio político contra el presidente Guillermo Lasso. Tres días después (17 de mayo) de que la Asamblea eligió autoridades, Lasso decretó la muerte cruzada y disolvió el Legislativo.

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La Asamblea liderada por Saquicela, quien ya se había pronunciado a favor de la destitución del primer mandatario, fue una férrea opositora de todas las iniciativas propuestas por el gobierno de Lasso. De hecho, el presidente la acusó de bloquear todos sus proyectos.

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“Sí tengo un pacto con UNES (correísmo), y lo digo al país, y es la institucionalidad del Ecuador, y es la institucionalidad de la Asamblea Nacional, y son las leyes y la fiscalización en beneficio de los derechos de los ecuatorianos”, dijo Saquicela cuando fue reelegido.

Sin embargo, no es la primera vez que en Ecuador se forma una aplanadora legislativa. El Congreso Nacional, hoy Asamblea, ha tenido mayorías que muchas veces no han sido afines al gobierno de turno. En otros casos tanto el partido en el poder como su representación en el Congreso les ha permitido armar mayoría incluso haciendo alianzas con otras tiendas políticas.

En agosto de 1979 se evidenció un conflicto entre el presidente Jaime Roldós y Assad Bucaram, máximo líder del movimiento Concentración de Fuerzas Populares (CFP), y creció cuando el dirigente cefepista captó la presidencia del Parlamento con el apoyo de conservadores, socialcristianos y liberales.

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El CFP fue el mayoritario, ya que contaba con un total de 29 diputados. La Izquierda Democrática (ID) tuvo un bloque con 15 congresistas, la Unión Demócrata Popular (DP) logró 1 diputado. Esta mayoría se rompería posteriormente en el año 1980 con el conflicto entre Roldós y Bucaram y empezó una pugna que duró más de ocho meses.

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En 1988 llegó al poder el binomio de la ID conformado por Rodrigo Borja y Luis Parodi. Su triunfo holgado logró una mayoría afín al régimen en el Congreso. La ID aseguró 32 diputados, mayoría contundente frente a los otros partidos de oposición. Este bloque legislativo ayudó a Borja a tener un periodo relativamente tranquilo por dos años.

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Esta mayoría se pierde en las elecciones intermedias de diputados de 1990, donde la balanza quedó a favor de la oposición y aquí empezaron los conflictos, aunque pudieron ser subsanados y Borja terminó su mandato con relativa calma.

En aquellas décadas las elecciones para congresistas se realizaban cada dos años, por lo que si un mandatario llegaba con mayoría y luego perdía apoyo popular era muy probable que luego de dos años tenga Congreso en contra. Con la aprobación de la Constitución de Montecristi en 2008 se estipularon elecciones legislativas cada cuatro años.

En 1992 triunfó el binomio Sixto Durán-Ballén-Alberto Dahik. En la legislatura se forma una primera mayoría con el apoyo del Partido Social Cristiano (PSC) que logró allanar el camino para las políticas privatizadoras neoliberales del gobierno. A esta alianza se la llamó el ‘’contrato colectivo’'. Sin embargo, con el desgaste de su Gobierno para las elecciones de 1994, Durán-Ballén pierde la mayoría.

Luego, en 1998 con el triunfo del binomio demócrata cristiano de Jamil Mahuad-Gustavo Noboa se establece en el Congreso una mayoría aplastante formada por demócratas cristianos, socialcristianos e independientes.

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Esto le permitió a Mahuad en casi dos años implementar políticas de ajuste sin oposición en el Parlamento. Esta alianza arrolladora fue conocida por los analistas políticos como la ‘’aplanadora’'. Esta mayoría tácita se mantendría incluso después de la caída de Mahuad en el año 2000.

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Esta mayoría no solo avaló la destitución de Mahuad sino que incluso posesionó y le dio apertura a Noboa para que implemente las llamadas leyes troles.

En el periodo donde gobernó Rafael Correa, en especial desde la Asamblea Constituyente de Montecristi en 2007 se evidenciaron varias aplanadoras legislativas a favor del régimen. En aquella constituyente el correísmo consiguió 80 legisladores, lo que le permitió redactar una carta magna amoldada a su proyecto político.

Esta mayoría se repitió en las elecciones del 2009, en donde el correísmo logró obtener un bloque de más de 50 legisladores y que con alianzas se extendieron a más de 80, que holgadamente le permitió aprobar leyes y darle gran espacio de maniobra al Gobierno.

Esta situación se repitió en los comicios de 2013 cuando el correísmo logró cien legisladores. En este periodo Correa no tuvo oposición parlamentaria de ninguna índole. (I)