Ya han pasado más de 20 días desde que se anunciaron los apagones en Ecuador, luego que el presidente Daniel Noboa declaró la emergencia del sector eléctrico. Durante esas primeras semanas, dos zoológicos, uno de Santa Elena y otro en Quito, han tratado de sobrellevar esa crisis, aunque en estos últimos días no hubo interrupción del servicio.

Una de las afectaciones es el alimento, dice Érick Díaz, director del zoológico Rapaz Lana, ubicado en Santa Elena. Él da refugio a 70 aves, como águilas, halcones, gavilanes, búhos, guacamayos y loros. Estos, por su naturaleza, consumen carne cruda como pollo.

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Según Díaz, este alimento debe estar congelado y solo se lo descongela cuando va a ser consumido por las especies, pero si ese proceso ocurre seguido por los cortes de energía se daña.

“Cuando el pollo se congela y se descongela termina dañándose. Se hacen como escarchas alrededor del pollo y ese ya es un síntoma de que el pollo tiene bacterias y no se lo puede dar a las aves rapaces. Es dañino”, comenta Díaz.

Una de las aves que alberga el zoológico en Santa Elena. Foto: Cortesía zoológico Rapaz Lana.

Además, explica que otro problema es en el cobro de las entradas al zoológico, porque hay turistas que cancelan con tarjeta de débito y de crédito. “Entonces no podíamos cobrar porque no había luz y no podíamos usar el Datafast. Los turistas se iban porque no había cómo cobrarles”, dice.

Al inicio los cortes en el zoológico Rapaz Lana eran de seis horas diarias, luego bajó a dos horas y hace poco a una hora.

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Este refugio de especies está gestionando la adquisición de paneles solares para en un futuro no depender de la energía eléctrica y no verse afectados.

En el zoológico de Quito también son muy cuidadosos con los alimentos y los insumos médicos. Han optado por no abrir el refrigerador cuando hay un apagón, dice su director Martín Bustamante.

“Los cortes son variables, a veces en la mañana y en la tarde y la complicación es a todo nivel, desde el trabajo de oficina en un computador hasta las telecomunicaciones con el colapso de la telefonía celular, hay mensajes que no llegan”, asegura Bustamante.

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Las cirugías son otra de las gestiones y para estas requieren de la energía eléctrica. Así también el cuidado de los animales. Por ejemplo, hay cercos eléctricos, usados como medidas de seguridad, en los espacios que están los leones y jaguares, y con los apagones no funcionan. Sin embargo, Bustamante afirma que han buscado la manera para que puedan funcionar.

“Hemos adaptado los sistemas para que puedan funcionar con una batería”, señala Bustamante, quien junto con su equipo cargan frecuentemente estas baterías para así usarlas cuando haya las desconexiones eléctricas.

En tanto, para evitar un perjuicio económico han comprado un generador de electricidad para que las personas puedan comprar las entradas en la boletería del zoológico.

“Y sin olvidarnos el tema de la atención al cliente, como la venta de comida, de helados y otros aperitivos que necesitan de congelación. Todo es una cadena”, dice Bustamante.

El zoológico de Quito, aparte de ser un refugio de animales silvestres, también es un centro de rescate de individuos de diversas especies no domésticas que llegan por diferentes circunstancias.

Han tenido casos de halcones heridos con perdigones, monos que vivieron mascotizados y presentan problemas de salud y tortugas marinas que son extraídas de su hábitat.

Hay refugios que funcionan con paneles solares

Uso de paneles solares en el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre. Foto: Cortesía Abel Gallo.

Por ser una alternativa de energía limpia para el medioambiente es que el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre, ubicado en la provincia de Santa Elena y que es parte del proyecto Sacha, decidió instalar paneles solares.

Abel Gallo, biólogo de ese proyecto, cuenta que hace más de un año adquirieron doce paneles solares y que ahora con los apagones son aún más útiles.

“Necesitamos mantener bajo refrigeración continua varios alimentos que forman parte de la dieta de algunos animales, como aves rapaces, ocelotes y mapaches”, asegura Gallo.

Gallo indica que es importante que estos alimentos no se vean perjudicados en la interrupción de la cadena de frío, de lo contrario, se deterioran y ya no son aptos para el consumo.

El centro, que está en la comuna Bajada de Chanduy, actualmente cuida de 38 individuos de diferentes especies. (I)