Una imagen incriminatoria estaba siendo distribuida vía WhatsApp en Brasil: una fotografía de un jet negro de lujo con la frase “el avión del hijo de Lula”, aparente prueba del elevado nivel de vida de la familia del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que encabeza los sondeos antes de los comicios presidenciales de octubre.

La imagen fue compartida con tanta frecuencia que un nuevo proyecto de verificación de datos, de nombre Comprova, comenzó a investigarla y rápidamente la desmintió, rastreando a los propietarios del jet hasta la fecha en que fue fabricado. Sus dueños siempre habían sido estadounidenses y nunca perteneció a nadie de la familia de Lula.

Los esfuerzos para verificar información se han vuelto cada vez más frecuentes en todo el mundo debido a los temores sobre el poder de las redes sociales para difundir desinformación e influir en elecciones.

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É fake! Avião de US$ 50 milhões não é de filho de Lula. Leia a história completa aqui: https://t.co/lBXoJSNOtI #comprovaaqui #comprovaagora pic.twitter.com/Bv6QqP7Swh

Lo que es inusual del esfuerzo de Comprova y de otros proyectos antes de los comicios presidenciales de octubre en Brasil es el enfoque en los mensajes difundidos por WhatsApp. Es especialmente difícil vigilar esa aplicación porque los usuarios intercambian información en un formato cifrado, a diferencia de otras plataformas más públicas como Facebook o Twitter, que han pasado apuros para hallar un equilibrio entre la libertad de expresión y el no permitir abusos.

Mientras que Facebook, propietaria de WhatsApp, en ocasiones elimina cuentas de su plataforma por considerar que están difundiendo datos falsos, WhatsApp dice no tener interés en vigilar las conversaciones privadas, y que de todas formas no puede hacerlo porque están cifradas.

En WhatsApp, los rumores pueden adquirir credibilidad porque personas que uno conoce los comparten en forma privada.

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El asunto es especialmente espinoso en países como Brasil, donde más de 120 millones de personas usan WhatsApp -más o menos todas las que tienen acceso a la internet-, con lo que el país más grande de Latinoamérica alberga a casi uno de cada 10 usuarios de ese servicio de mensajería en todo el mundo.

Los que verifican datos dicen que WhatsApp es una “caja negra”, donde ni siquiera es posible conocer el tamaño del problema.

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“Es una batalla en la que desconocemos el tamaño y la fuerza del enemigo, e incluso dónde está”, dijo Daniel Bramatti, presidente de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación, y portavoz de Comprova.

Cuando Comprova recibe preguntas acerca de una fotografía, un video o un texto -o se percata que algo sospechoso está recibiendo mucha atención en las redes sociales-, un equipo de periodistas se pone a verificar su veracidad. Los resultados son difundidos en el sitio web de Comprova y publicados por 24 organizaciones noticiosas que participan en ella.

Comprova, que significa “comprobar” o “verificar” en portugués, es respaldado por First Draft, un proyecto del Centro Shorenstein sobre Medios de Comunicación, Política y Políticas Públicas de la Universidad de Harvard, el cual ha estado involucrado en verificaciones similares de datos preelectorales en Gran Bretaña y Francia.

Pero esta es la primera incursión coordinada de First Draft en el mundo cerrado de WhatsApp. En otras iniciativas, varios medios noticiosos brasileños también han implementado números en WhatsApp a los que la gente puede enviar preguntas o reenviar mensajes que les parezcan sospechosos.

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“Si logramos crear un poco de una cultura de cautela, de escepticismo, de verificar antes de compartir, verificar fuentes, creo que ya sentiremos algo de diferencia”, dijo Bramatti. “Pero será muy difícil medir realmente el impacto de esto”.

La importancia de WhatsApp en Brasil

Es difícil exagerar lo importante que es WhatsApp para los brasileños. Es un sitio para decir que el perro se escapó o que hay un accidente en el camino principal para salir del pueblo o que la obra escolar se canceló.

“WhatsApp es realmente una fuente de cobertura noticiosa”, dijo Yasodara Córdova, investigadora en la Facultad Digital Kennedy de Harvard. “Uno tiene toneladas de grupos de WhatsApp: el grupo familiar, el grupo del edificio, el grupo del vecindario”.

La aplicación les fue útil a camioneros independientes para organizar una huelga a nivel nacional a principios de año. Sin embargo, también se dijo que contribuyó a un brote de fiebre amarilla al amplificar los rumores de que la vacuna era ineficaz o peligrosa.

WhatsApp es especialmente importante para las clases pobres de Brasil porque funciona en teléfonos sencillos, y muchos planes de telefonía móvil le permiten a la gente usarla gratuitamente, dijo María Martha Bruno de Chicas Poderosas, un grupo que ha lanzado otra operación para verificar datos.

Dijo que evitar analizar el WhatsApp a la hora de verificar información equivale a “hablar con pocas personas, y hablar con gente que, en general, ya tiene más acceso a herramientas de verificación”.

WhatsApp ha empezado a intentar reducir el ritmo de la difusión de rumores falsos. Este año la compañía presentó la etiqueta “reenviado” para permitirle saber a los que recibieron un mensaje que éste no se originó con el que lo envió. También está probando limitar el número de mensajes que un usuario puede reenviar en un momento dado, lo cual podría ayudar a combatir las campañas desinformativas intencionales.

Como lo ha hecho en la India, WhatsApp planea lanzar una campaña de anuncios antes de los comicios en Brasil en la que exhorta a los usuarios a verificar los mensajes que parecen poco creíbles y a pensar dos veces antes de compartirlos.

“Creemos que el reducir la viralidad del contenido reenviado puede ayudar a los usuarios al mantener a WhatsApp en la forma en que fue diseñado originalmente, una aplicación de mensajes privados”, dijo Carl Woog, portavoz de la compañía, en una entrevista.

Al igual que en Estados Unidos y en otras partes, los que verifican datos están ante un electorado desconfiado e inusualmente polarizado. Muchos de los comentarios en la página de Comprova en Facebook están llenos de hostilidad, acusando al proyecto de parcialidad aquí o allá.

Muchas de sus verificaciones se enfocan en afirmaciones acerca de dos de las figuras más polarizadoras en la política brasileña: Lula, que cumple una sentencia por corrupción y lavado de dinero y probablemente le será prohibido postularse, y Jair Bolsonario, un congresista de derecha conocido por insultar a las mujeres, a los homosexuales y a los negros. Van en primer y segundo sitio en las encuestas, respectivamente.

Matheus Salustiano, un estudiante universitario, dijo que muchas personas están tan arraigadas en sus puntos de vista que resienten a los que verifican datos. El joven de 20 años le pidió a Comprova que verificara algo de material que él recibió de los grupos de WhatsApp a los que pertenece, pero no ha querido compartir con esos grupos los resultados que desmienten los mensajes.

“Porque con frecuencia, cuando uno muestra que algo es falso, la gente piensa ‘Eso es una mentira’”, afirmó. “Podría afectar negativamente mi relación con esta gente. Es triste decirlo, pero eso es lo que ocurre”. (I)