Orquesta Sinfónica  de Guayaquil ofreció concierto

Creo que sentí algo especial en el momento que entraba al auditorio del Centro Cívico la noche del jueves. Era esa sensación de expectativa antes de presenciar lo que muchas veces solo han sido fantasías, especialmente cuando uno vive por estas tierras.

Lo que Dante Anzolini, director artístico de la OSG, ha estado cocinando desde la llegada a su cargo, es un motivo de celebración para los ecuatorianos, no solo por el nivel creativo que ha logrado en los músicos de su orquesta, sino por afianzar el rescate de los grandes compositores nacionales y sus contactos con grandes figuras de la música contemporánea como el famoso Philip Glass.

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Como parte del ciclo ‘Música para el planeta’, Anzolini –en una estrecha colaboración con la National Geographic Society y el propio Glass– consiguió los derechos para la proyección en Ecuador de Jane, el laureado documental sobre la ecologista y científica Jane Goodall, dirigido por Brett Morgen, quien hace unos años realizó otra impactante visión sobre Kurt Cobain.

Pero lo que presenciamos esa noche fue algo histórico: la orquesta dirigida por Anzolini interpretó en vivo la compleja banda sonora de Glass para la película, que se proyectaba digitalmente detrás. Así, las imágenes sobre la vida de esta incomparable mujer y su apasionada labor en la investigación de los hábitos de los chimpancés en Tanzania, se convertía en una experiencia vivencial única. Sus testimonios, la relación con todos esos increíbles seres que poco a poco se integran a su vida parecen convertirse en parte de las cascadas sinfónicas de Glass en una fusión que nos remontaba también a los albores del cine en la época silente. Entonces la experiencia no era solo la mímica de genios como Chaplin, sino escuchar su música en el piano o pequeñas bandas. Gracias a la colaboración de Anzolini y Glass esa magia revivió en el Centro Cívico, de la misma manera como lo hicieron hace dos meses en Galápagos.

El objetivo es sensibilizar no solo nuestros ojos y oídos a estas originales manifestaciones artísticas, sino concienciar nuestras mentes y alimentar nuestros corazones con el vibrante mensaje de Jane Goodall: está en cada ser humano la responsabilidad de movilizarnos para defender las causas ecológicas y la protección del medio ambiente. Después de una masiva ovación de pie, uno salía del Centro Cívico con la sensación de esperanza y compasión que renovaba nuestra fe en la raza humana. (O)