Msc. Rafael Montalván Barerra
Especialista en lengua y literatura

La lectura nos hace apreciar la construcción de personajes. Ahora ensayo una, a partir de la bondad dominante de una mujer y su infinito amor por los niños: Tía Marianita. Como educadora de uno de los CDI (Centro de Desarrollo Infantil) fue la mejor, sus 518 dólares mensuales los invertía en su propio trabajo: abundantes copias a color, disfraces, trajes onomásticos y hasta la adquisición de juguetes para regalar a los infantes y evitar pedir cuotas a sus padres de familia del norte marginal de Guayaquil. Se pagó su maestría en educación, viendo su libreta de ahorros casi en cero durante dos años, sin haber faltado jamás a sus clases ni al CDI.

Admiro su entrega y sacrificio en su diaria labor, ahora como coordinadora en un centro de endeble infraestructura, sin climatización, sin computadora ni escritorio y que los ladrones saquearon por tercera ocasión llevándose hasta los pañitos húmedos de los niños,… Solo su enorme corazón hace que todas las mañanas salga con optimismo y alegría a su trabajo.

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Tía Marianita pinta, martilla, taladra, limpia, planifica, juega, capacita, contacta, aconseja, educa,…, con bondad, hasta fue capaz de darle un vaso de agua a un médico amoral que estafó a su familia cobrándole cifras astronómica por curar una herida en una clínica de mala muerte. Cuenta con un rico anecdotario que está dándole la forma de breves poemas infantiles. Le digo que publique sus textos, me responde que está quebrada. Yo solo le espeto que ya tiene un editor honorario. (O)