Deshojar las capas de una aparente diva hasta dejar al desnudo su fragilidad y miseria, es lo que Ana Passeri y Aarón Navia proponen en El bello indiferente, obra de teatro musical que se estrena esta noche en la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas, ubicada en la av. 9 de Octubre y Pedro Moncayo.

“Desde el primer momento, aprovechando que Ana es una excelente cantante, que en realidad su formación viene desde el canto, pensamos en aprovechar eso, ponerlo en valor y convertirlo en un espectáculo musical”, cuenta el director español sobre esta pieza que –cuando Jean Coacteau la escribió en 1940 para Edith Piaf– fue ideada como monólogo.

Durante la obra, Zaida (Passeri), quien se presenta como una incandescente y empoderada cantautora reclama a su amante (Edisson Avilés) un amor no correspondido, le habla de sus desdichas, pero este permanece indiferente.

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“Es un texto en el cual se busca humanizar, es decir, acercar al público la idea de que un artista no necesariamente es un ser etéreo, eterno o un dios y realmente el mostrar que los artistas somos tan humanos, que tenemos las emociones a flor de piel”, dice Passeri.

Navia destaca que a esta versión libre de El bello indiferente se le introdujeron tres temas musicales, uno de autoría de Passeri. “¿Por qué?, por que el personaje es una gran cantante, entonces la mostramos en tres momentos de su vida, cómo su relación con la canción nos sirve para mostrar estados de ánimo de ella. No es la misma Zaida cuando está actuando frente a su público y se siente querida y alabada como una gran diosa, a cuando está sola en su habitación de hotel por la noche”.

Durante cinco meses el equipo se ha concentrado en la preparación de esta propuesta que, además de hoy, tendrá más funciones mañana, el 6 y el 7 de julio, a las 19:00. (I)