Reunidos en el colectivo Latino Toons, 50 historietistas de América Latina recrearon las narraciones de pueblos originarios del continente en una exposición itinerante que se encuentra en Buenos Aires y que debe cerrar con la publicación de un libro. Tras pasar por la Casa de la Literatura, en Lima, y por el Museo Amparo, en Puebla (México), la exposición Taco de Ojo-Tlacuilo está ahora en el Centro Cultural Recoleta de la capital argentina, de donde proseguirá a Quito. El proyecto comenzó hace dos años y ha crecido desde las 120 páginas que se exhibieron la primera vez hasta las 280 que se exponen ahora. Las historietas fueron impresas en tintas directas con reproducción en risograph. Las páginas desplegadas en las paredes de la sala de exposiciones narran desde el Popol Vuh, que cuenta la historia de los dioses y la leyenda maya de la creación del mundo, hasta la leyenda de Zapam Zucum, del desierto de Atacama, entre muchas otras que representan las culturas originarias de América. Pero, además, los artistas utilizaron tecnologías emergentes para presentar una muestra de inmersión en la que el espectador puede entrar al inframundo. Su curador, el artista mexicano Nava, de 31 años, sostiene que el colectivo ha trabajado con la intención de reconstruir y revalorar la narrativa prehispánica.

¿Por qué historietas sobre los pueblos indígenas?

Le debemos muchísimo a los pueblos originarios. La exposición tiene que ver con rescatar un poco el conocimiento que había, que es un conocimiento visual. Suelo decir un poco en broma que llegaron los españoles y quemaron nuestras historietas, porque los tlacuilos de antes pudieron preservarse en las pirámides, un poco en la piedra, en las cerámicas y en los mates, pero se quemaron la mayoría de los códices impresos.

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Sus historietas no tienen texto

La mayor parte no tiene texto. Eso no quiere decir que sean historietas mudas, pero es un gesto colonizador colocar lenguaje escrito, porque si lo tienes en español no lo tienes en maya, en náhuatl, en kichwa.

¿Cómo trabajaron las historias?

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Para entender cómo se narraba en el mundo prehispánico nosotros tenemos que deconstruir los símbolos, pero solo podemos consultar ocho códices que además están la mayoría en Europa. Algunas de las pirámides sobreviven y tienen narrativa circular alrededor, las huacas en Perú lo mismo. Trabajamos con ese referente.

¿Cuál fue su intención de cara a los pueblos indígenas?

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No pretendemos ser voceros de los pueblos originarios, pero sí entrar en diálogo con ellos, gráficamente. Esperamos que se haga una multitud de voces a través de esto. Disfrazada de arte contemporáneo metimos a discusión en un espacio de arte la cuestión de pueblos originarios. Queremos que eso continúe y se amplíe, que no se quede en salas de antropología e historia muerta. Es una cuestión viva y actual.

¿Cómo los recibió Argentina?

Argentina a veces se describe como no teniendo relación con los pueblos originarios, pero hay historietas sobre Quilmes, hay historietas sobre el pasado incaico en el norte de Argentina que queremos que se activen mediante la interacción de la gente con esta exposición. Es nuestra intención llegar a abrirle la cabeza un poco al público que puede cambiarle la mente a los políticos. (F)