Todo verdadero fan de La casa de papel, la popular serie española sobre unos atracadores que intentan perpetrar un asalto multimillonario en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, conoce Bella Ciao, la canción que los protagonistas entonan en momentos clave de la trama. La canción se escucha por primera vez cuando Berlín obliga a El Profesor a prometerle que no se dejará atrapar si las cosas se ponen difíciles en el atraco. Una vez dentro de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, los atracadores cantan el Bella Ciao al excavar el túnel que les llevará a la libertad.

Y el Bella Ciao también acompaña a Berlín en el enfrentamiento final con la policía.

Bella Ciao (Adiós, bella, en español) tiene mucha historia, pero no solo dentro de la serie. Fue un himno de la resistencia italiana contra el fascismo de Benito Mussolini y las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

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Esa referencia fue llevada a la serie, como cuenta otro de los personajes, Tokio: “La vida de El Profesor giraba en torno a una única idea: ‘Resistencia’. Su abuelo, que había resistido junto a los partisanos para vencer a los fascistas en Italia, le había enseñado esa canción. Y luego, él nos la enseñó a nosotros”. Pero su origen podría ser incluso más antiguo. Algunos apuntan que la melodía es una adaptación de una balada klezmer, género que surge de la tradición musical de los judíos askenazis –judíos de Europa oriental–. El acordeonista ucraniano Mishka Ziganoff registró su canción Oi oi di koilen en Nueva York en 1919.

Al escuchar esta melodía en yiddish (dialecto de las comunidades judías del centro y este de Europa) pueden reconocerse varias similitudes con el Bella Ciao de la resistencia italiana. Según esta versión, fue un inmigrante italiano en Estados Unidos quien llevó la pegadiza balada a Italia.

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Según otra interpretación, la canción surge de los cantos populares de las trabajadoras de los campos de arroz del valle del río Po, en el norte de Italia, en el siglo XIX. Pero la historia no acaba ahí.

En los años 60, la canción se convirtió en himno durante las manifestaciones obreras y estudiantiles en Italia. También hicieron versiones de la canción la italiana Giovanna Daffini, el cantautor francés Yves Montand y el español Adolfo Cebrián. Al otro lado del océano Atlántico, durante el gobierno de Salvador Allende en Chile a comienzos de los 70, el grupo Quilapayún la adoptó como canción protesta. Y los músicos argentinos Argie y los italianos Talcorinden tienen versiones en punk y ska. (I)