Para quienes gustan de la música clásica cualquier momento es perfecto para disfrutar de un buen concierto. Cada acorde, cada armonía, cada nota, es seguida paso a paso por este público que ve en estos recitales la mejor de sus “parrandas”. Ni el clima o la distancia impiden que los fanáticos tengan su encuentro semanal con la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.

Regularmente el escenario de este conjunto orquestal, dirigido por el ítalo argentino Dante Santiago Anzolini, es el Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro, que cuenta con una capacidad para recibir a 1.522 personas y que el último viernes recibió a cerca de 800 visitantes.

Se habían dado cita para el estreno de Pájaro de fuego, que forma parte de un ciclo de presentaciones en honor al fallecido historiador y cultor de las artes musicales Juan Castro y Velázquez.

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En el programa de aquella noche los concertinos, los primeros y segundos violines, las violas, los violoncellos, los contrabajos, los oboes, el corno inglés, las flautas, los clarinetes, los fagots, los cornos, las trompetas, los trombones, la tuba, el piano, el arpa y la percusión que fueron una sola esencia para dar vida a piezas creadas por Wolfang Amadeus Mozart, Jean Sibelius e Igor Stravinsky.

Los fieles seguidores de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, que este año llegará a los 69 de creación, también pudieron escuchar las intervenciones de dos solistas invitados: Miguel León, en el corno francés, y Johan Pepper, en el violín.

En aquella cita, el director artístico de la Sinfónica les anunció que ese sería el último viernes que verían a la orquesta. Muchos se desilusionaron y se preguntaban por qué si recién empieza la temporada de conciertos. La razón es simple: se tomarán esta y la próxima semana para ultimar los detalles de La Boheme, una ópera que se prevé presentar el viernes 27 y el domingo 29 de abril.

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Margarita Velasteguí, Jubilada, 75 años
Revive en cada nota de esta orquesta
Se declara una fanática “hasta el final” de la Sinfónica local y afirma no perderse ni un solo concierto que este grupo ofrece. Cuenta que se va caminando a los recitales, pero cuando por algún motivo los shows se cambian de lugar ella hace hasta lo imposible para asistir. “Yo sigo todo lo que es arte musical... y más que todo me gusta como la Orquesta está ayudando a los jóvenes, y eso es importante”, refiere esta integrante del coro del Hospital Efrén López Jurado.

Andrés Andrade, Cantante lírico, 27 años
Impulsa formación del oído musical
Para este joven asistir a los conciertos de la OSG representa una oportunidad para entrenar su oído para sus propios proyectos. Además explica por qué va: “Me agrada la ejecución de obras que para mí son de gran desafío, además por la presentación de directores y de solistas internacionales, siendo una buena razón para acompañarles en cada temporada (...) Además me fascina el momento que presentan nuevos solistas, nuevos cantantes”.

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Ocrania Villacrés, Pianista, 57 años
La música corre por sus venas

Al venir de una familia de músicos es natural que se sienta atraída por la música, en especial de la clásica. Para ella no hay día que no la escuche y aprovecha al máximo cada vez que puede ir a un concierto de la OSG. “Me gusta mucho el nuevo director que tiene, es muy bueno, tiene muy buenas ideas para sacar adelante a los muchachos... Me gusta mucho acompañarlos (a la orquesta), porque la música está en mis venas”, afirma la pianista guayaquileña.

Sara Chiquito, Estudiante, 15 años
Quiere convertirse en una violinista

Uno de sus mayores sueños es ser una reconocida ejecutante de la música clásica en violín y cada vez que puede va a un concierto de la Sinfónica local. “Desde chiquita he tenido un interés en la orquesta con todos los instrumentos a la vez. Me gusta escucharlos cómo tocan, se ve muy bonito y es muy relajante para mí”, cuenta la joven, quien además fue al último show de la OSG con dos amigas y su familia para completar una tarea de la materia de música que le habían enviado en su colegio.

María José Ugarte, Ama de casa, 31 años
Las cosas nuevas alimentan el alma
Ha asistido a varios conciertos de la Sinfónica y de lo que ha escuchado se ha quedado sorprendida. Dice que la forma de ejecutar cada pieza es impresionante. “El que sabe mucho de esto es mi esposo, pero siempre me gusta escuchar y ser parte de cosas nuevas, en este caso la música, porque es una manera de alimentar con cosas nuevas y positivas el alma”, comenta esta joven madre de tres niños a los que les gustaría inculcar el arte musical.

Elizabeth Altamirano, Jubilada, 58 años
Familia y música mueven su mundo

No es su madre, pero se siente como si lo fuera. El amor que siente por la música y por su sobrino el cornista Miguel León la han hecho una fiel seguidora de la OSG. “Siento mucha realización, es emotivo verlo (a León) en su primer concierto que lo da frente a la Orquesta Sinfónica a la cual pertenece ahora”, afirma esta amante de la música, quien ha seguido todos los pasos musicales de su pariente. En este trayecto –dice– ha aprendido a apreciar la belleza de la música. (F)

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