El 12 de febrero del año pasado, Emily (6) tuvo un repentino dolor de cadera, le costaba estar de pie. En su natal Salinas, provincia de Santa Elena, no daban con lo que tenía; empeoró, tenía dolores fuertes de cabeza y la llevaron a un hospital de Guayaquil, ahí mejoró, pero solo un mes estuvo bien, entonces vino lo peor.

“Ya no quería comer, solo vomitaba y no toleraba el líquido... la llevamos a emergencia (en una casa de salud de la Península)... la niña no soportaba el dolor de cabeza y un médico le dice: ‘no, la niña se está haciendo’, cuando a las dos horas la niña pierde la visión por completo y gritaba de la desesperación”, recuerda Mirella, su madre.

Pasó varios periplos similares y la salud de la criatura se deterioraba. Después de ser atendida en una urgencia en un centro médico de Guayaquil, en donde tuvo que ser inducida al coma por seis días para tratarla, se le realizó una punción de médula ósea y se le diagnosticó el mal: leucemia. Entonces fue derivada al Hospital de Niños Francisco de Ycaza Bustamante.

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“Emily tiene una leucemia linfoblástica aguda, con una hipercalcemia secundaria a su patología; con una destrucción ósea muy severa de todo el esqueleto, secundaria a la leucemia; una encefalopatía secundaria a su infiltración por la leucemia, que ya está controlada; y una parálisis o una mielitis secundaria a ese mismo proceso”, explicó Argenis Rojas, hemato oncólogo, líder de la Unidad de esa especialidad en dicho hospital.

Por cada 10 casos de cáncer en adultos, existe uno de cáncer infantil. En los primeros los hábitos y la edad son factores que inciden mucho, y parte de la solución es evitar dichas costumbres; pero en los niños, la principal herramienta para luchar contra el mal es el diagnóstico precoz. Por ello Rojas hace hincapié en el control médico, una vez al mes, el primer año de vida.

Factor emocional
De la mano con el tratamiento del cáncer, en especial el infantil, va el soporte psicológico.
“Somos seres biopsicosociales, de manera que las enfermedades orgánicas no pueden separarse de las emociones, el cuerpo está unido a ellas y reacciona de acuerdo a eso,  un paciente que sufre una enfermedad como el cáncer necesita del apoyo”, sostiene Betty Fey, psicóloga de Cuidados Paliativos del Hospital de Niños Fco. de Ycaza Bustamante.

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La salud se toma en serio
Argenis Rojas, del Hospital Ycaza Bustamante, advierte que es necesario hacer conciencia sobre la importancia del control médico mensual del menor durante el primer año de vida. “Nosotros recibimos  pacientes en etapas muy avanzadas de la enfermedad”, indicó.

Añade que “la idea no es que venga cuando tiene fiebre, malestar, dolor; la idea es que la mamá entienda que hay normas que debe cumplir, por ejemplo... debe llevar al niño todos los meses, de manera programada, a su pediatra para que   lo pese, lo talle, lo mida, mida su circunferencia cefálica,  torácica,   abdominal,   hará exámenes de laboratorio... etc. que le permita identificar síntomas o signos de alarma que puedan decir que el niño probablemente va a tener algo”.

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Le decimos ‘superquimio’,  los niños trabajan en función de los superhéroes, entonces  la ‘superquimio’ llega, combate y te ayuda. Betty Fey, Psicóloga clínica  

(F)