El director y guionista Miguel Garzón acaba de presentar su más reciente trabajo inspirado en la Cueva de los Tayos, una enigmática caverna en la comunidad shuar Coangos (Morona Santiago). En este documental Garzón nos adentra a una gigantesca expedición científica y militar auspiciada en 1976 por los gobiernos de Gran Bretaña y Ecuador, y cuyo propósito era explorar unas galerías legendarias y entre sus filas cuenta con el estadounidense Neil Armstrong, el primer humano en pisar la Luna.

¿Qué lo llevó a iniciar este proyecto?
Desde el inicio me pareció que era tema con mucho potencial fílmico, tenía personajes interesantes, tenía anécdotas, tenía episodios históricos. Ahí estaban los mormones, los masones, Neil Armstrong y luego me parecía, y así se confirmó, que filmar dentro de la cueva podía ser algo espectacular.

¿Con quiénes se contactaron para el filme?
Contactamos a algunas personas vinculadas a la cueva y algunas de ellas salen en el documental. Hablamos primero con Rafael Calderón, que es un empresario quiteño, pero también es un miembro muy destacado del grupo Rama (grupo de contacto extraterrestre) aquí en Ecuador y él había estado varias veces en la cueva y tenía muchísimas historias que contar... Después contactamos a Theofilos Toulkeridis, que vive en Ecuador hace muchos años y a pesar de que es una de las personas que sabe mucho de cuevas de Ecuador, no había estado en la Cueva de los Tayos y cuando le hablamos del proyecto se emocionó mucho... Una vez que juntamos estas dos visiones: la mística y la científica ahí ya sabíamos que teníamos una base para empezar a trabajar.

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¿Cuál fue el momento o tarea más complicado en esta producción?
En ese sentido la verdad que sí fue un desafío el rodaje, porque las cuevas son lugares que presentan condiciones muy especiales a la hora de filmar. El primero es que no hay luz, no hay energía eléctrica, es difícil moverse en las cuevas, pues son terrenos irregulares, muy angostos y con mucha humedad... estuve mucho tiempo decidiendo qué equipo íbamos a llevar y que aguantaran varios días.

¿Qué se quería transmitir con esta película?
Personalmente como director quería transmitir la sensación de lo que es estar allí adentro, y eso creo que también se lo aprecia en la película. El filme no solo trata los eventos históricos que hicieron que Tayos adquiriera fama mundial sino que muestra lo que significó para nosotros meterse en la cueva y recorrer sus galerías y un poco maravillarse con esos salones impresionantes.

Tuvimos la fortuna de que nos pasaron cosas dentro de la cueva, algunas de ellas un tanto inexplicables y eso está ahí en la película. En mi caso me sentí como muy privilegiado de poder acceder a un mundo que normalmente no accedemos”.Miguel Garzón, Cineasta.

(I)