“Nosotros queríamos darle la libertad que le fue arrebatada, que corra libre por las montañas de las que fue arrancado cuando apenas era un osezno, pero decidieron encerrarlo en un zoológico”, es el lamento de Armando Castellanos, director de la Fundación Oso Andino, ante la decisión del Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE) de entregar a Pinocho, un oso de anteojos (Tremarctos ornatus) de cuatro años criado en cautiverio, al zoológico Salisbury en Maryland, EE.UU.

Castellanos, quien participó en el rescate del animal en 2013, asegura que solicitó al MAE que se lo entregara para rehabilitarlo, pero recibió negativas.

“Tuve en mis manos a Pinocho por horas en 2013 cuando lo rescatamos en La Maná (Cotopaxi)... tuvimos que entregarlo al MAE... luego supe que estuvo en Baños, pero nada más hasta que me enteré que sería exportado”, señala.

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Sin embargo, Tarsicio Granizo, máxima autoridad del MAE, defiende esta decisión y aseguró, el pasado 8 de noviembre en rueda de prensa, que fue la mejor opción.

“Es irresponsable decir que es posible liberar a un oso que ha vivido toda su vida en cautiverio... los técnicos han hecho todo lo posible para reinsertarlo a su hábitat. El animal presenta un alto grado de apego al ser humano que hasta se deja acariciar y por eso se recomienda mantenerlo en cautiverio definitivo en un zoológico”, dijo.

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Pero Leonardo Arias, veterinario que realizó exámenes médicos a Pinocho, refuta este argumento: “Eso es muy cuestionable, desde la técnica no es válido porque con la Fundación Oso Andino liberamos a un oso al que llamamos Leo, que pasó cinco años en cautiverio y en contacto con el hombre, en el Parque Nacional Llanganates, con éxito... necesitamos saber qué protocolos de reintroducción aplicaron con Pinocho”.

Además, cuestiona el convenio de cooperación interinstitucional firmado entre el MAE y el zoológico Salisbury.

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“Es preocupante que no se den detalles de lo que se ha firmado, recordemos que en 2002 el MAE envió dos tortugas Galápagos a Corea del Sur por un valor cercano a los $ 50 mil cada una y hasta hoy no se sabe nada de ellas y creemos que ha pasado lo mismo con Pinocho y que con ese acuerdo se abriría una puerta para exportar especies”, dice.

Granizo sostuvo que la entrega del espécimen “es a cambio de tecnología y capacitación para conservar osos en vida silvestre”. También indicó que otra de las razones para enviarlo al zoológico fue los altos costos para mantenerlo.

Para Mónica Cabrera, miembro de la organización Rescate    Animal quien apoyó un proceso de recolección de firmas para impedir el traslado del oso, los procesos de conservación públicos tienen fallas. “Nos hemos jactado por una década de ser el primer país en darle derechos a la naturaleza, pero al momento de atender a una especie icónica como el oso andino no podemos hacerlo con nuestros recursos... es como si Estados Unidos nos envíe un águila calva para que la cuidemos porque ellos no pueden”, reprocha.

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Pinocho llegó el 11 de noviembre al zoológico Salisbury.

El director del centro, Ralph Piland, aseguró que estará en cuarentena por un mes para descartar enfermedades. “Construimos muebles para su área de espera parecidos a los que tenía en Ecuador”, dijo.

Luego comenzará el proceso para que se aclimate y acostumbre a un oso andino hembra llamada Chaska.

Aunque Pinocho fue entregado al centro, Castellanos no pierde la esperanza de poder liberarlo en su hábitat. “Todavía es posible que viva en libertad, estamos dispuestos a ayudar si lo traen de vuelta”, señala. (I)

Vida silvestre
Liberación

Sudamérica
El oso andino es una especie en peligro de extinción y figura en la Lista Roja de la UICN como “Vulnerable a Extinción”. Se estima que existen 20.000 individuos en vida silvestre en toda la cordillera de los Andes.

Rescate
Desde 1995, la Fundación Oso Andino ha liberado con éxito a más de 20 osos de anteojos en el país.

El MAE dice que no lo liberó por su apegó al hombre, pero eso no es tan así. Nosotros liberamos un oso que tuvo 5 años contacto con humanos”.Armando Castellanos, Ecologista