En la punta de una vara de menos de un metro se coloca el guango de la lana de borrego que será hilado por las mujeres de Salasaca, cantón Pelileo, que luego servirá para tejer ponchos, anacos, bayetas, que forman parte de la vestimenta original de este pueblo milenario.

Según Patricio Anancolla, el hilado es parte de la cultura e identidad del pueblo Salasaca, que por esa razón cuenta que cada familia posee por lo menos diez borregos, que luego de año y medio de edad son sometidos a la primera trasquilada, “porque en ese tiempo la lana está madura para obtener buenas prendas, de calidad y finas”.

Luego del trasquilado se lava la lana para ponerla a cardar, que es el proceso para retirar las basuras para que la materia prima esté limpia. Posteriormente se coloca hecho guango para que se comience a hilar.

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“Esto ha sido el sustento principal de toda nuestra vida porque con la lana de borrego se elabora la vestimenta de los salasacas, es algo que nos identifica en cualquier parte del mundo. Mientras las mujeres hilan, los hombres hacemos los tejidos y tinturamos”, dice.

Informó que en la plaza central de Salasaca se comercializan las vestimentas elaboradas con la lana de borrego. El poncho indígena de los salasacas puede llegar a costar $ 300; las bayetas se venden entre $ 40 y $ 50 según el tamaño; los anacos, aproximadamente $ 200.

“Hemos mantenido nuestra cultura pasando los conocimientos del hilado de generación en generación y no queremos que se pierda, por esa razón así como me enseñó mi madre a mí, yo les enseño a mis hijas”, aseguró Francisca Masaquiza, parte de los 34 socios que comercializan los productos en la plaza central de Salasaca.

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Aunque Rosario Moreta y Agustina Chango advierten que algunas mujeres de Salasaca que obtuvieron un título profesional se dedican al hilado como un pasatiempo, ya no es la actividad principal, pero que a pesar de aquello aún se mantiene como parte de la cultura del pueblo. “No se va a perder porque desde pequeñas comienzas a aprender cómo se hace el hilado, las mamás indican desde cuando tienen 8 años”, afirmó Anancolla.

Bordado manual
La vestimenta del pueblo Salasaca se complementa con los bordados a mano que realizan mujeres como Tania Masaquiza y Francisca Caisabanda. “No son hechos a máquina, todo es manual con hilo orlón para que resalten los colores”, aseguraron. (I)