Han pasado 90 años del nacimiento de Rodolfo Walsh y 40 de su desaparición y asesinato por parte de la dictadura en Argentina, y a pesar del paso del tiempo su figura ha manifestado un resurgimiento justo y necesario.

Walsh (enero de 1927), nacido en Lamarque, Argentina, y descendiente de irlandeses, es el ejemplo paradigmático de los intelectuales comprometidos y militantes. Este amante del ajedrez, de la literatura fantástica, que leía cuentos policiales y también los escribía y que soñaba con escribir una novela seria (que luego también la llevaría al papel) y que con sorna decía que se dedicaba también a otras cosas para ganarse la vida y que se llamaban periodismo, aunque no era periodismo, ocupa un lugar importante dentro de la literatura y el periodismo latinoamericano.

Es que Walsh era un típico multioficios, corrector de pruebas, traductor de una editorial de Buenos Aires y colaborador en revistas como Leoplan y Vea y Lea, donde publicaba cuentos de tipo policial.

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Son sus cuentos policiales los que le van a dar la oportunidad de abrirse campo en el terreno de la literatura, obras como Variaciones en rojo, Cuentos para tahúres, Un kilo de oro y su antología Diez cuentos policiales argentinos destacan por el estilo duro, directo con que describe los ambientes en que se mueven sus personajes.

En ellos Walsh rompe con la narrativa clásica del policiaco hasta hundirse en las profundidades del noir más sucio, heredero directo de los norteamericanos Raymond Chandler (a quien traduce) y Dashiel Hammet.

Heredero de los detectives duros y con un código moral propio es su personaje emblemático el comisario Laurenzi, un policía que se adentra en los sitios más turbios y siempre está en el límite de lo correcto. Walsh es uno de los máximos exponentes de la literatura policiaca latinoamericana.

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Pero Walsh es de esos espíritus inquietos, que sobre todo busca la verdad, lo que trata de plasmar en sus criaturas de ficción del género policiaco y que siempre terminan fracasando, producto de su tozudez irlandesa, su oficio más querido será el periodismo, especialmente el de investigación, por sus dotes es también uno de los padres del nuevo periodismo latinoamericano.

Por su inquietud investigativa logra escribir uno de los títulos representativos de este estilo periodístico, en 1957 publica Operación masacre, una historia real sobre los fusilamientos a opositores políticos durante la caída del gobierno de Perón y la instauración de un régimen militar.

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El periodista se convierte en detective y logra descubrir a los responsables de estos ajusticiamientos por medio de entrevistas a uno de los sobrevivientes. Publicada por entregas en el diario Mayoría para luego ser editado en forma de libro. Operación masacre se enmarca en lo que se conoce como novela de no ficción anticipándose con casi 9 años a la obra de Truman Capote, A sangre fría. (I)