El azar y la necesidad tejieron la trama de Contigo en la distancia, la novela con la que la chilena Carla Guelfenbein obtuvo el Premio Alfaguara 2015. La obra, que ofrece una profunda reflexión sobre la escritura, cuenta el amor de la narradora Vera Sigall y el poeta Horacio Infante.

La introspección parte de una frase de la escritora brasileña Clarice Lispector, que la autora puso en boca de su protagonista, Sigall: “Cuando la palabra llega al papel no es para describir algo que existía antes que ella, sino para crear aquello que describe”.

Guelfenbein caviló sobre este pensamiento la noche del jueves pasado, en Quito, donde presentó su laureada novela en diálogo con el escritor ecuatoriano Carlos Arcos Cabrera.

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La chilena se reconoce en el grupo de autores que comienzan la escritura sin tener idea de lo que van a escribir. Primero vislumbra un personaje. Luego amplía la escena. Y solo entonces deja que la trama se desenvuelva sola. Así va creando las cosas sobre el papel. Su escritura invoca al azar.

Así describe a Contigo en la distancia “como un thriller que tiene un montón de enigmas, en que los personajes van teniendo ellos mismos que descubrir aspectos de su propia vida que yo, como autora, no conocía”, dijo Guelfenbein.

Eso implica asumir varios riesgos. Uno de ellos, contó, la asaltó en esta novela. Apareció un personaje que la deslumbró y escribió 100 páginas, pero luego se dio cuenta de que no tenía nada que hacer en la historia y tuvo que deshacerse de esas páginas. Su escritura invoca a la necesidad.

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Para Guelfenbein, solo en ese cruce entre el azar y la necesidad se puede instalar la creación. “La única posibilidad de crear la cosa y no reproducir la cosa que ya está hecha –sentencia– es hacer uno el camino”.

La novela representa otro cruce. La vida de Sigall es la confluencia de las de Guelfenbein y de Lispector.

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La chilena descubrió la obra de la brasileña a los 20 años. El encuentro estuvo marcado por la extrañeza de la lectora. No entendía bien lo que leía. Le tomó un tiempo entender el código, luego comprendió las metáforas, esas entradas ocultas a otros mundos que el propio lector va construyendo. (I)

Al unir la historia de mis abuelos con la de Lispector me estoy construyendo mi propia historia, (...) que espero sea la historia para mis futuras generaciones.Carla Guelfenbein Escritora chilena